POR Agencia EFE | 6 de diciembre de 2014, 10:19 AM

Madrid, 6 dic (EFE).- Un triplete de Cristiano Ronaldo ante un Celta de Vigo fiel a su estilo pero sin remate guió a una racha histórica a un Real Madrid que fue empujado a jugar al contragolpe pero mantuvo su pegada (3-0), para igualar las 18 victorias consecutivas del Barcelona de Frank Rijkaard.

Rebajando su brillo sin la magia de Isco Alarcón pero manteniendo la eficacia, el Real Madrid extendió la mejor racha de sus rachas para pedir cita con la historia el martes ante el Ludogorets gracias al insaciable Cristiano.

El triunfo en una noche gélida ante el Celta dejó la mala noticia en forma de lesión de James Rodríguez. La falta de descanso la acusó su sóleo derecho. El Mundial de Clubes, en el alambre.

La herencia dejada en el Celta de Vigo por Luis Enrique la mantiene Eduardo Berizzo. Cada técnico que visita el Santiago Bernabéu decide entre unir líneas para encerrar a su equipo o mantener su estilo. No tuvo dudas el argentino y con los riesgos que conlleva plantear al Real Madrid la posibilidad de explotar su arma letal del contragolpe, lo asumió con entereza.

Nació el duelo con un ritmo alto, la banda derecha blanca explotando centros de Carvajal y Bale buscando el remate de Cristiano Ronaldo. No amilanaron a un Celta que siempre quiso el balón con un medio centro con criterio, Radoja, y un jugador que atesora calidad como Krohn-Dehli.

Sin Modric ni Isco, el centro del campo del Real Madrid experimentaba una pareja que necesita más minutos para encajar. Kroos e Illarramendi solaparon funciones. Provocó la imagen más imprecisa del alemán. A balón parado tiene un guante en el pie. A los diez minutos puso el primer centro de peligro a un testarazo de Cristiano que no atajó Sergio y el rechace lo mandó al limbo Sergio Ramos con la zurda.

Era la primera llegada de un Real Madrid que no mandaba y que se agarraba a la velocidad para buscar el gol. Así, Benzema inventó una contra perfecta, pegado a una banda con pase al espacio a James, cuyo centro salvó el veloz Jonny cuando Cristiano ya saboreaba el gol.

Después de una jornada sin marcar y tras descansar en Copa del Rey, el portugués necesitaba el gol. Lo rozó con una preciosa chilena, pero su remate se estrelló en la red por la parte exterior.

Aguantar el ritmo de intercambio de golpes que proponían los de Carlo Ancelotti era misión imposible y el Celta buscaba la pausa con el balón en sus pies. Lo cuidó y tuvo criterio para buscar espacios entre el centro del campo y la defensa madridista. Le faltó siempre el remate, como en las cuatro últimas jornadas sin gol desde que conquistase el Camp Nou, con una sorprendente ausencia de Charles. De indiscutible a secundario.

En la sorpresa ante el Barça fue héroe el portero Sergio, firme a los 27 minutos cuando un balón cruzado de Marcelo lo mató Cristiano con el pecho y su derechazo en carrera se topó con un antebrazo del arquero vigués.

Con un Kroos más gris, Illarramendi dejó buenas coberturas que provocaron el aplauso de la grada cuando las acompañó de buena salida de balón. Esa 'limpieza' dio velocidad y provocó que James acabase una jugada rápida con Cristiano de asistente y chutando cuando tenía a Carvajal solo para rematar.

El fútbol directo madridista encontró la recompensa en una acción en la que el árbitro consideró penalti un ligero toque de Jonny a Cristiano a diez minutos del descanso. El portugués se dejó caer cuando vio que no llegaba al balón y no perdonó la pena máxima.

Con el premio en el bolsillo, el Real Madrid se lanzó a por la tranquilidad de la sentencia. Lo evitó Sergio con una nueva intervención a disparo ajustado de James y de nuevo Jonny a una acción con cambios de banda entre Benzema y Marcelo, que sacó cuando el francés buscaba su cita con el gol.

No disparó a puerta el Celta en todo el partido. Su mejor acción la protagonizó un Orellana que jugaba infiltrado por un problema en un hombro. Su derechazo a palo cambiado rozó el poste de la portería de Casillas, que fue un espectador más pese a ver que por momentos dominaba su rival.

La mala noticia para el madridismo llegó a los 52 minutos. James sentía un latigazo en un gemelo y pedía el cambio. Ancelotti recomponía el equipo y cambiaba el sistema. Pasaba a un 4-4-2 con Arbeloa de lateral derecho, Carvajal de extremo y Bale en la izquierda. El galés no cesó de generar peligro con continuos centros, muchos de ellos sin rematador.

En sus botas estuvo la sentencia pero su zurdazo a bocajarro, como no al culminar un contragolpe, se encontró la reacción repleta de reflejos de Sergio. Ya nada pudo hacer ante un mal despeje de Cabral. Los errores en el Bernabéu cuestan caros y más si caen en botas de Cristiano. La volea del portugués fue imparable.

La recta final del duelo fue un quiero y no puedo del Celta ante un Real Madrid cómodo en su papel. Así llegó el broche y el triplete de Cristiano, con Bale viendo el desmarque de Marcelo y el brasileño poniendo en bandeja el tanto. Los de Ancelotti tienen en su mano extender ampliamente una racha sin freno.