POR | 18 de diciembre de 2020, 5:19 AM

Aldeas enteras fueron arrasadas y por lo menos dos personas murieron en Fiyi, entre ellas un bebé, durante el paso del superciclón Yasa en el archipiélago, donde los socorristas intentaban este viernes llegar a las zonas más afectadas para evaluar los daños.

El ciclón de categoría 5, la más elevada, golpeó el jueves por la noche Vanua Levu, la segunda isla más grande de Fiyi, cuyo primer ministro denunció de nuevo el vínculo entre el calentamiento global y los ciclones devastadores.

Los servicios meteorológicos de la isla habían anunciado ráfagas de 345 km/h.

La tormenta ha provocado inundaciones, deslizamientos de tierra y cortes de energía antes de alejarse del archipiélago por el sureste el viernes y perder intensidad hasta un ciclón de categoría 3.

Zalim Hussein, un habitante de la pequeña localidad de Savusavu, en la isla de Vanua Levu, contó que temió por su vida cuando se refugió en su vivienda a oscuras, mientras el viento destrozaba las casas a su alrededor.

"Escuchaba los tejados de las casas volar, los árboles caer y las ramas romperse mientras olas enormes rompían en la costa", dijo a la AFP.

"Todos teníamos miedo de morir y llegué a pensar por un momento que perderíamos nuestra casa. En mis 65 años nunca había visto algo así".

"Urgencia climática"

El primer Ministro de Fiyi, Frank Bainimarama, confirmó la muerte de dos personas, un hombre de 45 años y un bebé de tres meses.

"Nos preocupa que el número de muertos pueda aumentar", dijo.

Bainimarama, defensor desde hace años de una acción internacional más enérgica contra el cambio climático, atribuyó la fuerza del tifón Yasa al calentamiento del planeta.

"Esto no es normal. Hay una emergencia climática", dijo en un tuit.

A medida que la superficie de los océanos se calienta, los ciclones se vuelven más potentes, según los científicos, que pronostican un aumento en la proporción de ciclones de categoría 4 y 5.

En las zonas rurales de Fiyi, la mayoría de las casas están fabricadas con madera y chapa. La delegada en Fiyi de la oenegé Save the Children, Shairana Ali, afirmó que estas construcciones no están hechas para resistir los fuertes vientos de Yasa.

"Nos dicen que en algunos pueblos todas las casas han sido destruidas", declaró a la AFP. "La mayoría de los habitantes vive de la agricultura, pero los cultivos quedaron destruidos".

"Destrucciones importantes"

La Cruz Roja moviliza a equipos de rescate para responder a los "destrozos considerables" en la región de Bua.

Varias oenegés habían almacenado ayuda de emergencia en Fiyi para anticipar los estragos de la temporada de ciclones, que dura hasta mayo.

La Oficina Nacional de Gestión de Catástrofes de Fiyi precisa que 24.500 personas se han refugiado en 500 centros de evacuación en todo el país.

Desde el comienzo de la semana las autoridades pedían a la población que extremara la prudencia y se refugiara en construcciones más sólidas, o en zonas altas si residían cerca de la costa.

El jueves se declaró el estado de catástrofe natural, lo que permite a las autoridades ordenar toques de queda o restricciones de desplazamientos.

Yasa es el tercer ciclón de categoría 5 que azota Fiyi desde 2016, cuando el ciclón Winston mató a 44 personas en el archipiélago.

El último, Harold, en abril, sembró el caos en Fiyi, pero también en las Islas Salomón, Vanuatu y Tonga.

"Es terrible ver otro gran ciclón tan rápido después de Harold y a pocos días de Navidad", declaró la jefa de la Cruz Roja del Pacífico, Kathryn Clarkson, radicada en Suva. "Esto se sumará a las dificultades que los lugareños ya atraviesan debido al covid-19".

La relativa buena noticia es que la zona más afectada por la tormenta fue la provincia escasamente poblada de Bau. Los daños habrían sido mucho más graves si el ciclón hubiera golpeado directamente las grandes ciudades, que finalmente quedaron a salvo relativamente, con la excepción de las inundaciones en Rakiraki, en Viti Levu, la isla principal del archipiélago.