POR AFP Agencia | 6 de octubre de 2015, 10:55 AM

El número de cuerpos sin vida rescatados entre los escombros por un gigantesco alud que arrasó un poblado aledaño a la capital guatemalteca ascendió este martes a 171, mientras continúan las búsquedas de más cadáveres, informó una fuente oficial.

"Hasta el momento ya suman 171 cuerpos recuperados" entre las toneladas de tierra que arrasaron unas 125 viviendas, dijo a periodistas el director de incidentes de la estatal Coordinadora para la Reducción de Desastres (Conred), Sergio Cabañas.

En un informe anterior, el funcionario dijo que habían cuantificado en 161 el número de víctimas, mientras que cuadrillas de socorristas, incluido un grupo de mexicanos que apoyan con perros entrenados, escarbaban entre los escombros.

Sin embargo, reconoció que será difícil encontrar sobrevivientes debido al tiempo transcurrido desde la tragedia, la noche del jueves pasado, cuando el deslave de tierra sepultó casas en la aldea Cambray II en el municipio de Santa Catarina Pinula, 15 km al este de la capital.

La Conred actualizó el domingo la cifra de desaparecidos a 300 y desde entonces no ha dado un número nuevo. 

Los socorristas han localizado mascotas con vida. Cabañas dijo a la AFP que han rescatado perros, gatos, loros y pericos, los cuales han sido adoptados temporalmente por la organización Rescatistas Unidos por los Animales.

Este martes, los seleccionados de fútbol mayor visitaron albergues para llevar un poco de alegría a los niños, con quienes jugaron por un momento con pelotas de plástico.

Entre los deportistas más conocidos de encontraba el referente del fútbol guatemalteco, el veterano goleador Carlos 'Pescadito' Ruiz, quien juega en el local Municipal.

La vista la realizaron previo a su compromiso amistoso contra Honduras el próximo jueves en Tegucigalpa.

Las unidades de rescate trabajan por quinto día consecutivo en la zona del desastre, luego de que el lunes las tareas fueron afectadas por las lluvias.

En el lugar del siniestro, los fuertes olores por los cuerpos en descomposición obligaron a los socorristas a utilizar mascarillas, al tiempo que se prohibió el acceso a la prensa.