POR AFP Agencia | 30 de octubre de 2024, 10:44 AM

Con las calles convertidas en ríos de barro, residentes de la región española de Valencia quedaron "atrapados" por las mortíferas inundaciones que sembraron el caos la noche del martes y dejaron a los servicios de emergencia desbordados.

"Estamos incomunicados, no se puede acceder a la parte del pueblo. Las carreteras están todas cortadas, puentes cortados, puede que hayan desaparecido", afirma este miércoles a AFPTV José Manuel Rellán, habitante de la localidad de Ribarroja del Turia, cercana a la ciudad de Valencia, al recordar la pesadilla que vivió la noche anterior.

"Es que ha estado 10 horas lloviendo sin parar (...) Hay poblaciones que han tenido 500 litros por metro cuadrado en 12 horas. Y el resultado es lo que ves", indica este hombre de 49 años, señalando el agua mezclada con el fango todavía visible en las calles de su localidad.

En esta localidad de 22.000 habitantes, las lluvias caídas durante la noche provocaron el desbordamiento del río Turia y dejaron atraparon a muchos vecinos, en sus vehículos o en sus casas.

Varios centenares de trabajadores tuvieron que quedarse en sus empresas porque no pudieron volver a casa.

"Tengo muchos amigos que lo han perdido todo. Han perdido la casa, han perdido los coches, ha perdido todo. Mi fábrica está destrozada, donde trabajo yo. Es difícil porque no sabes lo que va a pasar ahora", confiesa Rellán, apesadumbrado.

Esther Gómez, concejal socialista del Ayuntamiento de Ribarroja del Turia, dice que la noche fue caótica, con unos servicios de emergencia puestos a prueba.

"En unos minutos" pasamos de "estar en un sitio en el que no ocurre nada, a que haya un desbordamiento tan grande", dice la mujer, de gafas cuadradas y cabello largo suelto.

"Estamos asustados. La gente ha hecho lo que ha podido. Los servicios de atención y de seguridad han sido también desbordados, porque era tan grande la cantidad de sitios afectados, que no podían llegar a todos los sitios", señala.

"Todo deshecho"

Al menos 72 personas murieron a causa de las inundaciones, que destruyeron numerosas infraestructuras, dejaron carreteras cortadas y provocaron la suspensión de trenes. Casi 155.000 personas permanecían sin electricidad el miércoles, según las autoridades.

En La Alcudia, población de 13.000 habitantes situada a unos 40 kilómetros de la ciudad de Valencia, cayeron en pocas horas 150 litros de agua por metro cuadrado, lo que provocó el desbordamiento del río Magro, que se llevó por delante decenas de automóviles.

"El pueblo está todo deshecho", dijo a la televisión pública TVE una residente, Eva Sanz, quien confesó que los vecinos tuvieron "mucho miedo" ante la subida del agua.

"El río (se desbordó) en tres o cuatro minutos. En muy poco tiempo, todo el panorama cambió por completo", indicó.

Según el gobierno, que declaró tres días de luto nacional, más de mil soldados fueron desplegados en la región, junto con cerca de 1.500 policías, con la misión prioritaria de encontrar a las personas aún desaparecidas.

La "situación climatológica ha hecho que las unidades de emergencia y de rescate no hayan podido llegar físicamente a toda la zona afectada, tanto por la intensidad de las lluvias como por los colapsos" en las carreteras, admitió el jefe de bomberos de Valencia, José Miguel Basset, quien cifró en unas 200 las personas rescatadas durante la noche del martes al miércoles.

Un desastre "que nadie recuerda" 

El rey Felipe VI expresó su "tristeza por tantas pérdidas de vidas humanas", en un mensaje desde las islas Canarias.

"Ha habido un enorme destrozo de infraestructuras y bienes materiales de muchísimas personas (...) No hay todavía información completa del impacto, del alcance, de los efectos, incluso de las posibles víctimas", declaró.


La Unión Europea está "lista para ayudar" a España, afirmó en X la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

"Estamos ante una situación inédita, que nadie recuerda", aseguró el presidente valenciano.

Es la catástrofe debida al mal tiempo más mortífera que se haya registrado en España desde agosto de 1996, cuando murieron 86 personas por lluvias torrenciales que arrasaron un camping en la provincia de Huesca.

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