POR Mariana Valladares | 29 de septiembre de 2024, 8:00 AM

Walter Mora Murcia es un hombre de 59 años, vecino de Desamparados. Desde hace 27 es payaso, y gracias a Puchito, su personaje, y con el apoyo incondicional de su esposa, Hilda Navarro, sacaron adelante a sus tres hijos.

Para él, su profesión es lo mejor que le ha pasado en la vida y agradece el talento que Dios le dio para hacer reír a grandes y niños.

Teletica.com conversó con Mora sobre sus inicios como payaso, su inspiración y cuándo piensa retirarse de su amado trabajo.

¿Cómo inició en esta profesión?

Tengo 27 años de ser payaso, todo inició en Estados Unidos. Yo fui trailero, camionero. En ese momento, estaba allá, en Estados Unidos, y nos quedamos varados en Hollywood, por Universal. Había un show de comedia en esos lados y resulta que un puertorriqueño que estaba haciendo el espectáculo dijo que necesitaba a dos muchachos que le ayudaran a hacer el show y yo subí. Hice amistad con él, me contó que tuvo una novia en Costa Rica. Al tiempo, cuando yo me vine, él me regaló un traje de payaso, unos zapatos y una peluca. Me vine para Costa Rica y resulta que una vez en la Iglesia de San Juan de Dios, era un Día del Niño y ocupaban un payaso. Yo dije, bueno, yo no soy payaso, pero tengo un traje y si quieren me lo pongo y les ayudo. Y así fue, por los chiquitos me maquillé con pañalito y mi esposa desde siempre me apoya, entonces me acompañó y ahí nació ese amor por ser payaso, el payaso Puchito. 

Yo he hecho muchas cosas en mi vida y esto del entretenimiento me gusta. Hace como 12, 14 años, empecé a hacer imitaciones de Juan Gabriel, Paquita la del Barrio, me hice actor, trabajé en varios programas de imitaciones, de teatro, en varios lugares. Ser payaso es mi segunda vida y yo antes de salir a escena le doy gracias a Puchito por todo lo que me ha permitido vivir. 

¿Qué historias recuerda usted como payaso, en la piel de Puchito?

El payaso Puchito ha vivido momentos muy bonitos, he estado en Casa Presidencial, llevé una tumbacocos para apoyar al exministro de Salud, Daniel Salas; estuve en el Calderón Guardia apoyando y motivando a los doctores. También he pasado momentos difíciles, los payasos también sentimos tristeza y me ha tocado presentarme con el corazón destrozado porque algo me ha pasado. 

Recuerdo cuando murió mi madrastra, que para mí era como una segunda mamá: antes de un evento, llamaron para darnos la noticia, aun así yo fui a hacer la fiesta. Salí de ahí con tanta tristeza y lloré, lloré mucho. Cuando estaba en el evento fue como si bloqueara toda la tristeza, cuando estoy en la piel de Puchito dejo de lado los problemas de Walter. Cuando salí del evento, volvió ese dolor. Ya luego me fui con mi familia, pero fue un momento muy difícil.

Otra situación que recuerdo fue en una fiesta, ya habíamos iniciado y en eso llegaron unos motociclistas y yo empecé a bromear que les aplaudieran a los invitados que llegaron tarde, sin saber que era que nos iban a asaltar, fue tan feo. Recuerdo que empezaron a quitar los celulares de los invitados y llegaron donde estaba yo y me dijeron que les diera lo que tenía. Yo no tenía nada, entonces el hombre me dijo que me iba a quitar la nariz para llevarse un recuerdo mío. Todo pasó tan rápido.

Los payasos sufrimos, sufrimos un montón, hay veces en que hay que guardar el dolor en el alma para dar un buen espectáculo.

Ahora que menciona esto, ¿cómo hace para separar los problemas de Walter con su personaje?

El payaso y yo somos dos personas muy diferentes. Walter es papá, esposo, abuelo, y Puchito es el superhéroe, pero al final yo soy los dos. Cuando yo me siento ante el espejo para maquillarme, yo hablo con mi personaje, es como el tiempo de Puchito y Walter, y yo le digo: vea, hoy tenemos que dar el mejor espectáculo de la vida, necesitamos dinero porque tengo tal situación, necesitamos trabajo por esto y esto. Es complicado separar mi vida personal de esta parte más profesional porque claro, como todo el mundo, tengo problemas. Pero creo que es eso, entender que este personaje me ha dado mucho y es alegría, felicidad. De hecho, yo a Puchito le doy hasta regalo de Navidad. 

Cuando yo llego a un evento, no llevo nada planeado, y pienso, no, no es Walter Mora el que tiene problemas, es la alegría de Puchito la que va a estar en este espectáculo y siempre es lindo poder ver las sonrisas de los niños, de los adultos y también de un buen show depende que me contraten más, que lleguen más clientes.

Antes mencionaba el COVID-19, ¿cómo vivió usted la época de la pandemia?

Fue complicado, pero yo tengo que agradecerle a Dios que siempre ha sido muy bueno. El primer año fue lo peor de la pandemia, no había eventos, entonces tenía que buscar otras ideas para tener plata. Entonces empecé a hacer máscaras de plástico, iba a comprar y las hacía. También estuve vendiendo ceviche, mi esposa me ayudaba y andaba vendiendo por las calles, me ayudó mucho. Un día estaba yo asustado porque fue cuando el ministro de Salud dijo que él iba a dejar todo, hasta lloraba porque las personas no hacían caso y los casos aumentaban. Como decía antes, llegué a Casa Presidencial con una tumbacocos, mi microbús y me fui a darle gracias al ministro y a intentar hablar con él. Mientras ellos salían de la reunión, me fui para el Calderón Guardia, para agradecerle a los doctores y al personal todo el esfuerzo que hacían y ese sacrificio, muchas enfermeras y enfermeros murieron. Entonces podía Champions de Queen y trataba de llevar alegría y fuerza a los enfermos. 

Luego pude hablar con el ministro, y yo le dije que no nos dejara porque si el capitán se bajaba, el barco se hundía. Yo todo esto lo hice por amor, pero la gente empezó a grabar y me hice viral en redes. En eso, mis hijos me llamaron y me preguntaron si era yo: sí, era yo (risas). Yo me acuerdo de que yo oraba, cantaba y hasta lloraba con las canciones que ponía fuera de estos lugares. Me llamaron de Estados Unidos, México y de medios importantes, de aquí, de Costa Rica. Yo busqué seguir dando esa alegría pese a la pandemia. 

Recuerdo que el primer Día de la Madre en pandemia hice mucha plata, gracias a Dios. Trabajé como desde las 6 a. m. hasta las 10 p. m. Hice como unos paquetes en los que yo iba, le cantaba fuera de la casa a la persona, le hacía un show pequeñito, le entregaba un queque y cobraba ₡25.000 o ₡30.000. Las personas quedaban felices y yo también, eso también lo hacía para los cumpleaños.

Puchito en las afueras del Hospital Calderón Guardia, en la pandemia por COVID-19. 

¿Qué es lo más raro que le ha pasado siendo payaso?

Es un día que no voy a olvidar, nunca en mi vida. Yo digo que no es solo extraño, es como una historia de terror. Hace más o menos 20 años, me había comprado unos zapatos muy, muy grandes de payaso. Los mandé a traer con un amigo mío a México y medían como unos 40 centímetros. Me contratan en una casa para animar una fiesta infantil y me llevo los zapatos. Iba mi esposa y mi hijo mayor, que es el que ponía música. Bueno, llegamos al lugar y ya estaban ahí todos los niños, la señora de la casa sale y me dice que esperemos un poco para iniciar la fiesta, porque en una de las casas de la par acaba de morir un señor, que por respeto esperáramos. En eso, al rato, veo que viene un ataúd y yo le digo a mi esposa, voy a ir a ayudarles, ella me regañó y me dijo que no fuera, que yo estaba ya vestido de payaso, pero yo no le hice caso y me fui.

Para sacar el ataúd tenían que pasar como por un puentecito, caminando, y debajo del puente había un guindo y lodo, pero de ese barro que es como hediondo. Bueno, yo agarro la caja y el señor que iba dentro, el muerto, era demasiado pesado. Lo primero que pensé era que no lo iba a aguantar, en eso se me zafó un cordón, me resbalé y me caí con todo y ataúd. Yo solo recuerdo que sentía que esa caja me estaba aplastando y a como pude me lo intenté quitar. En eso, la señora que estaba con el ataúd, la familiar del muerto se enojó muchísimo conmigo y ni me ayudó a salir. A como pude, y con la ayuda de unos señores que mi esposa llamó, logré salir de ahí. Luego vi que estaban lavando la caja. Fue una experiencia horrible.

Cuando logré salir, la señora que me había contratado me pidió que si podíamos hacer la fiesta, pero mi traje estaba completamente sucio, entonces me prestó ropa de su esposo, que me quedaba grande. Intenté hacer la fiesta, pero el susto, el asco y la vergüenza me invadieron y no pude terminar. Mi esposa terminó partiendo el queque, cantando cumpleaños y todo. Yo me fui para el carro a llorar, yo temblaba, fue un gran susto. Ahora lo cuento tranquilo, pero fue una historia que yo bloqueé de mi mente por mucho tiempo, me daba pena, mucha pena y hasta susto recordar.

¿Qué hace si hay niños a los que les dan miedo los payasos?

Cuando yo sé que hay algún niño que le dan miedo los payasos, busco acercarme a ellos antes de la fiesta, le digo a los papás que los traigan antes y me maquillo al frente de ellos, que entiendan que detrás del payaso hay una persona maquillada. Eso siempre ayuda. Ahora, si es un niño en la fiesta, intento acercarme poco a poco, no de golpe ni impuesto, que los niños sientan esa confianza con Puchito. 

Al final, lo que yo como payaso quiero es que las personas disfruten, muchas veces hay que aprender a lidiar con los niños, y hasta con los adultos. 

Hace un tiempo, andaba en una fiesta de niños y un chiquito se me acercaba, me jalaba el pantalón, me golpeaba, me jalaba la camisa y yo le dije: vea, si me deja de patear y jalar la ropa, ahora se va a ganar un premio. Intentaba despistarlo para que no me molestara y es que realmente no me estaba molestando, es solo un niño. En eso la mamá llegó, lo vio, lo agarró y frente a toda la fiesta, le pegó. Eso a mí sí me molesta, y se lo dije a la señora. Paré la música y le dije que por eso la podía denunciar, y que si así era en público, ¿cómo trataba a ese niño en la casa? Él tenía como 7 años, estaba pequeño. Luego de eso, la señora se llevó al niño de la mano y se fueron de la fiesta, pero a uno le queda ese dolor de corazón. 

¿Qué es lo más lindo de ser payaso?

Ver las sonrisas de los niños y de sus papás, además hacer algo que a mí me gusta. Yo disfruto trasformarme, maquillarme, ponerme el traje. Llego a un evento y no llevo guion, todo sale de mi cabeza. He hecho otros personajes y he trabajado con otros personajes, pero para mí el principal y el inicio de todo es Puchito. 

Otra parte que me llena y me hace muy feliz es mi familia y su apoyo incondicional. Mi esposa Hilda siempre está ahí, mis hijos, sobre todo el mayor que se ha involucrado más en este mundo. Recuerdo que a él nunca le ha gustado ser payaso, una vez me dijo que él no quería serlo, que quería ser profesional. Yo lo entendí completamente y me siguió y sigue ayudando en los eventos, pone la música. Mi familia me acepta tal y como soy, y parte de quien soy es Puchito.

Mora finalizó contando que hace unos años se prometió dejar de ser payaso a los 60 años y falta menos de un año para eso. Aunque quiere retirarse del mundo del entretenimiento para disfrutar con su esposa, hijos, nietos y familiares, dice que extrañará mucho a Puchito y su ambiente.

Su plan es retirarse y dedicarse a viajar con su esposa, con su agencia de viajes que ya tiene años de operar. Gracias a este proyecto y a los fondos que ha recaudado con Puchito, han podido viajar a España, Perú, México, Colombia, Panamá y Nicaragua.

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