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Según la Autoridad de Asuntos Religiosos de Turquía (Diyanet), unas 500 personas asistirán a la plegaria de este viernes (24.07.2020). También se esperan miles de visitantes en la Plaza Sultanahmet, al pie de la Santa Sofía. De acuerdo con informes de medios de comunicación turcos, 17.000 policías se encargarán de la seguridad frente a la mezquita.Durante la ceremonia, las figuras cristianas y los frescos se esconderán dentro de la iglesia.
Hace solo dos semanas, el Gobierno turco recibió el permiso para convertir la basílica bizantina Santa Sofía en una mezquita. El más alto tribunal de Turquía dictaminó el 10 de julio que la iglesia puede reconvertirse en una mezquita.
Política bajo la cúpula
El monumental edificio y obra maestra arquitectónica, construido en el siglo VI d.C. por el emperador bizantino Justiniano, siempre ha sido objeto de la política simbólica. Cuando los otomanos conquistaron Constantinopla en 1453, el sultán Mehmed II transformó rápidamente la iglesia en una mezquita.
El fundador de la República Turca, Mustafa Kemal Atatürk, también utilizó la iglesia para un acto de gran importancia simbólica: en 1935 convirtió la Santa Sofía en un museo.El mensaje de aquel entonces era que la Turquía moderna era un país secular.
Ahora, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, también está usando el poder simbólico de este patrimonio cultural mundial.Para muchos de sus votantes de mentalidad nacionalista-islámica, la Santa Sofía representa la conquista de la Constantinopla cristiana por los otomanos y la superioridad del mundo islámico.
"Conquistado con la espada"
La iniciativa del partido islamista Justicia y Desarrollo (AKP) estuvo acompañada por una retórica nacionalista."Santa Sofía es nuestra propiedad geográfica.Quien lo haya conquistado con la espada también tiene derecho a la propiedad", enfatizó el vicepresidente del AKP, Numan Kurtulmus y agregó:"Santa Sofía es parte de nuestra soberanía".
Incluso antes de que se tomara la decisión, el partido gobernante de Turquía estaba seguro de la decisión: en el 567 aniversario de la conquista de Constantinopla, dejaron que un imán hablara algunas suras coránicas en la todavía basílica.Posteriormente, el público turco ya especulaba sobre si la decisión ya estaba tomada y, por lo tanto, si ya se estaban haciendo los preparativos iniciales.
Críticas de la Iglesia ortodoxa
Este hecho abrió nuevas rencillas.El Patriarca Bartolomé de Constantinopla, jefe de la Iglesia ortodoxa, se había pronunciado estrictamente en contra de la conversión de Santa Sofía en una mezquita.
Santa Sofía es uno de los monumentos arquitectónicos más importantes de la civilización humana y pertenece no solo a sus propietarios inmediatos, sino "a toda la humanidad", comentó el patriarca en un servicio en Estambul.
Nikolas Uzunoglu, presidente de la Federación de Turcos de origen griego (IREF), dijo a DW, antes de la decisión de la corte, que pensaba que era incorrecto que Santa Sofía se convirtiera en una manzana de la discordia política. La edificación representa la paz entre religiones y civilizaciones.
Piden ayuda al papa
También la Iglesia ortodoxa de Rusia criticó duramente este cambio."Las preocupaciones de millones de cristianos no han sido escuchadas", señaló Vladimir Legoida, portavoz de la Iglesia Ortodoxa Rusa a la agencia Interfax. "La decisión de la corte muestra que todas las demandas fueron ignoradas", señaló Legoida.
Por su parte, la presidenta griega, Katerina Sakellaropoulou, pidió ayuda al papa Francisco para que la ayudara a ejercer influencia internacional en la disputa de Santa Sofía.El Gobierno turco debería revisar su decisión y reponer el estatus del edificio como monumento cultural, según Sakellaropoulou en una conversación con Francisco a principios de esta semana, aseguraron medios griegos.
El papa Francisco ya había dicho en la Plaza de San Pedro el domingo, después de la decisión sobre la conversión de Santa Sofía, que siente un "gran dolor" cuando piensa en el hito de Estambul.
Un edificio, dos religiones
El mundo académico también había expresado su preocupación por la posible transformación del museo."El edificio ha servido a dos religiones del mundo durante 1.500 años sin ningún cambio fundamental en su arquitectura", señaló el historiador Edhem Eldem de la Universidad Bogazici de Estambul.
"Solo hay un puñado de edificios de este tipo en todo el mundo, y deben ser protegidos. Santa Sofía representa un patrimonio humano común y universal”, recordó Bogazici y cuestionó: "¿Queremos aislar y ocultar este legado, o preferimos presentarlo al mundo entero?".
Al parecer, el presidente Erdogan quiere usar este legado de una manera política dirigida. El predicador asiganado para la inauguración del viernes es también una señal política: el presidente de Diyanet, Ali Erbas, es conocido por su interpretación conservadora del islam.
La máxima autoridad islámica de Turquía fue severamente criticada en abril de este año después de un sermón con motivo del Ramadán, el mes de ayuno.La razón: Erbas atribuyó el brote del coronavirus a la homosexualidad y al celibato.