POR Deutsche Welle | 25 de octubre de 2022, 16:32 PM

"En Kiev se escucharon fuertes explosiones, y yo estaba con mis hijos en delante del portal cerrado de un estacionamiento subterráneo”, dice a DW Viktoria Lohvinenko. Un responsable del edificio dijo que ese garaje había sido marcado en el mapa como refugio antiaéreo por equivocación, que allí solo había autos”. Durante los ataques masivos del ejército ruso a la capital de Ucrania, el 10 de octubre, no le quedó más remedio que pedir ayuda a la Policía. Los agentes también estaban contrariados, recuerda. Luego de que llegaron al lugar, ella y sus hijos pudieron entrar por fin al garaje subterráneo.

Pero esa situación se repitió durante los otros ataques aéreos. "Tuve que llamar cinco veces a la Policía, y presentar quejas por escrito. Cada vez había discusiones, pero luego podíamos entrar al garaje. Ahora, la Policía ya no viene cuando la llamamos y no nos dejan entrar más”, explica. En las cercanías de su casa no hay otras alternativas para protegerse de los bombardeos rusos. En el sótano de los edificios hay cañerías de gas, y en otros espacios catalogados como refugios funcionan una peluquería, un comercio de artículos para mascotas y una oficina, que se cerraron durante los ataques.

Según el alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, recientemente se han podido interceptar varios misiles dirigidos contra la capital ucraniana. Klitschko sigue pidiendo a la gente que se dirija a los refugios antiaéreos en caso de bombardeos. Oleh Stovolos, jefe de Protección Civil de Kiev, dice que, al día de hoy, la capital cuenta con alrededor de 4.500 refugios. En 2014 había alrededor de 500. Pero, aunque ahora hay más refugios, los residentes se quejan de que no todos están abiertos para ellos.

Procedimientos judiciales en marcha

Las autoridades locales de Kiev admiten que hay problemas para acceder a algunos refugios. "Hemos estado revisando constantemente los albergues desde febrero. Hasta quitamos las cerraduras, y lo seguiremos haciendo”, asegura Roman Tkatchuk, representante de las autoridades locales de Kiev.

Si no se puede acceder a un refugio, Tkatchuk recomienda que los habitantes se comuniquen con el centro de contacto correspondiente en la capital. Y afirma que, si los responsables de esos espacios no cumplen con su obligación de permitir el ingreso de los ciudadanos, las autoridades pedirán la actuación de la Fiscalía. "Ya hay varios juicios en marcha contra propietarios que no creen necesario poner en práctica todas las medidas de protección civil. En este momento, eso se considera una infracción administrativa, pero creo que debería introducirse la responsabilidad penal por violaciones de la protección civil", dijo Tkatchuk.

"Tuvimos que quedarnos afuera”

Pero no solo hay dificultades para entrar a los refugios antiaéreos. En los últimos meses de la guerra, los refugios en las escuelas eran la protección más importante. Sin embargo, eso cambió cuando se reanudaron las clases.

Durante el ataque del 10 de octubre, Marina Lipovezka estaba en camino a su trabajo. Los misiles volaban sobre su cabeza. "Entonces vi una escuela. Corrí hacia allí y me siguieron otras personas. Un hombre abrió la puerta, y luego nos la cerró en la cara. Dijo que solo podía dejar entrar a los niños. Así que tuvimos que quedarnos afuera”, recuerda.

En el refugio de otra escuela cercana a su casa podían entrar todos, sin embargo. Según las autoridades, las escuelas han sido preparadas para los alumnos y los maestros, y no pueden entrar extraños, aclara Tkatchuk. Sin embargo, admite que hay barrios de Kiev donde los refugios en las escuelas son la única posibilidad para protegerse de los bombardeos.

"Nuestras quejas fueron ignoradas”

David Surnadchian vive en un barrio como ese. Aunque la escuela frente a su casa está marcada en el mapa como refugio, nunca se abrió a todos los vecinos. Las habitaciones no estaban preparadas, se les dijo. Pero ya antes del reinicio de las clases no se permitía la entrada a la gente. "Nuestras quejas al centro de contacto fueron ignoradas”, lamenta Surnadchian. Y señala que los niños solo están durante una parte del día allí, por lo que propone que a otras horas se permita la entrada a los refugios a los habitantes de las viviendas cercanas. "Ya estamos acostumbrados a quedaron en casa cuando hay alerta aérea, pero a muchos nos gustaría más estar en un refugio”, explica.

Oleh Stovolos, de Protección Civil, advierte del peligro de quedarse en casa durante un ataque aéreo. "La ‘regla de las dos paredes' [durante un ataque aéreo hay que esconderse en una habitación que esté separada de la fachada de la vivienda por, al menos, dos paredes, N. de la R.] solo debería aplicarse cuando uno es sorprendido en casa por un bombardeo. Las estadísticas demuestran que muchas personas han podido ser rescatadas de los sótanos de los edificios afectados. Pero un caso reciente en Kiev prueba que no quedó mucho en pie de un edificio de cuatro pisos. Hubo cinco muertos, y todos ellos estaban en sus viviendas en el momento del bombardeo”, señala.

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