POR | 24 de septiembre de 2024, 10:33 AM

Los niños nacidos durante el primer año de la pandemia, incluidos los que estuvieron expuestos al COVID-19 en el útero, no tienen más probabilidades de dar positivo en la prueba del autismo que los niños que no estuvieron expuestos o los que nacieron antes de la pandemia.

Esa es la conclusión principal de un equipo de investigadores de la Universidad de Columbia (Estados Unidos), que publicaron este lunes las conclusiones de su trabajo en la revista Jama Network Open.

Conscientes de que las infecciones y las situaciones de estrés durante el embarazo aumentan el riesgo de autismo, los investigadores y pediatras temieron que la pandemia provocara un aumento de las tasas de autismo, pero los científicos han comprobado que no ha sido así y, aunque han incidido en que puede ser todavía pronto para contar con cifras definitivas sobre el diagnóstico, sí han asegurado que se trata de un primer atisbo.

Los niños que estaban en el útero durante las primeras fases de la pandemia están ahora alcanzando la edad en la que podrían surgir indicadores tempranos de riesgo de autismo, y sin embargo no se ha detectado un aumento de esa tasa.

Detección del neurodesarrollo

El estudio examinó a casi 2.000 niños en Nueva York (Estados Unidos) nacidos entre enero de 2018 y septiembre de 2021; el riesgo de autismo se calculó sobre la base de las respuestas de un cuestionario de detección del neurodesarrollo que los pediatras dan a los padres para evaluar el comportamiento de los niños pequeños.

Las puntuaciones se compararon para niños nacidos durante y antes de la pandemia y para niños con y sin exposición a COVID-19 en el útero y todos los niños fueron examinados entre los 16 y los 30 meses de edad, según el extracto facilitado por la revista científica, que refleja que no se encontraron diferencias entre unos y otros.

Los investigadores incluso detectaron que un menor número de niños expuestos al COVID-19 en el útero dieron positivo en las pruebas de detección del autismo en comparación con los niños cuyas madres no tuvieron la enfermedad.

A medida que los niños crezcan, los investigadores seguirán observando si se les diagnostica autismo, pero basándose en los resultados que han obtenido en este estudio los científicos ven poco probable que se produzca un repunte del autismo relacionado con el COVID-19.

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