POR | 20 de julio de 2023, 16:55 PM


MSc. Henry Álvarez/ Consejero familiar y matrimonial, conferencista.

La vida está llena de decisiones, cuando hacemos un inventario de todas las que hemos tomado en la vida, nos vamos a dar cuenta, que algunas fueron buenas, otras no tanto y otras bastante malas. Pero el problema no es este solamente, es que, a lo largo de la vida, muchos hemos otorgado el derecho a otros de que tomen decisiones por nosotros mismos, evadiendo así la responsabilidad y las consecuencias de las mismas. Por eso tenemos jóvenes incapaces de tomarlas, muy inseguros, que no saben qué van a hacer en la vida, dependientes de sus padres, sin propósito.

Unos de los problemas que yo encuentro como consejero, es cuando los padres se acostumbran a tomar siempre las decisiones por sus hijos, no le permiten tomas las suya, convirtiéndolos en personas inseguras, y llenas de temor. Porque no tuvieron opción a equivocarse, asumir las consecuencias de sus propias decisiones, y no solamente eso, sino que no se les ayudó a desarrollar su carácter.  

Hay que aprender a tomar decisiones sabias, e inteligentes. Cuando hablo de esta sabiduría y de esta inteligencia, no me refiero a la inteligencia o destreza que se adquiere en la universidad, me refiero a otra clase de inteligencia, porque una persona puede ser muy brillante, con un gran coeficiente, pero eso no lo hace una persona sabia. Por ejemplo, aquel que mata en un momento emocional incorrecto, el conductor que se baja en un semáforo enojado porque le invadieron su carril, y en un momento de enojo, hizo algo que lamentará por toda su vida.

Por eso, nunca hay que tomar decisiones cuando estamos en un estado emocional incorrecto, por ejemplo, cuando nos sentimos cansados, desmotivados, estresados, es el peor momento para tomar decisiones.

Estaremos listos para tomar decisiones cuando se vaya la ansiedad, cuando la mente se encuentre en un estado de reposo y de paz, no antes.

Como lo menciona el apóstol Pablo: “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guarda vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”, Filipenses 4: 7. 

El gran sabio Salomón, de la era antigua, reconoció la importancia de que la única forma de gobernar una gran nación es con sabiduría, pero no es una sabiduría terrenal, es otra clase de sabiduría que solamente viene de Dios cuando uno se la pide, y eso fue precisamente lo que le pidió Salomón a Dios.  Creo que seremos mejores padres, mejores ciudadanos, mejores gobernantes, mejores amigos, mejor carácter, mejores trabajadores si somos personas sabias.

Sabiduría, no es tener un coeficiente alto, ser una persona intelectual, o no tiene que ver con un grado académico alto, la sabiduría es el arte de vivir y elegir bien. Mientras que una persona insensata y necia es aquella persona que no ha sabido vivir y elegir bien, y es cuando escuchamos frases como estas: “Y si hubiera”, “Tenía que haber dicho que no”, “¿Por qué no me di el permiso de decir no?”, “Déjeme pensarlo”. 

El rey David, habla muy fuerte, a aquellos que van por la vida como necios, sin entendimiento. En el Salmo 32: 9 dice el rey David: “No seas como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento”. En Proverbios, refiriéndose a la excelencia y eternidad de la sabiduría, dice: “Entended, oh simples, discreción; y vosotros, necios, entrad en cordura”. En Proverbios 8:5, sigue diciendo: “Porque mejor es la sabiduría que las piedras preciosas; Y todo cuanto se puede desear, no es de compararse a ella”, Proverbios 8: 11.

En conclusión, se necesita sabiduría para decidir. Si usted cree que le hace falta, entonces pídasela a Dios, como lo dice en la carta de Santiago: “y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”, Santiago 1:5.

También para conocer la voluntad de Dios, el apóstol le dice a los hermanos de Colosas, “No cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad, en toda sabiduría, en inteligencia espiritual”, Colosenses 1:9.  

Tenemos que aprender a usar el sentido común, que dice: ¿estoy maduro para tener una familia, para tener más hijos? ¿Esta relación que tengo es buena?, Antes de decir un sí, diga “déjemelo pensar”, la sabiduría es la aplicación correcta de vuestro conocimiento, para tener mejores beneficios en la vida. Decidamos ser sabios, pidamos sabiduría, para así saber discernir los tiempos y la temporada en las que estamos, porque lo que fue una prioridad o una necesidad de hace unos diez años, no es la misma que se tiene hoy.

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