POR AFP Agencia | 20 de diciembre de 2014, 10:38 AM

La carne de caballo, cuyo consumo es un tabú en muchos países, sigue siendo popular en el norte de Italia, donde una pareja intenta salvar algunos equinos y buscarles "una ocupación".

En Vigone, una pequeña localidad cerca de Turín, Tony Gerardi y su mujer Miky Daidone han salvado a unos 40 de caballos jóvenes desde hace 4 años, ayudándolos para colocarlos como ayuda para las labores agrícolas o para tratar a niños hiperactivos. 

"La gente piensa que se mata solo a los caballos maduros, más bien viejos (...). Pero en la mayoría de los casos, los que se comen son caballos jóvenes, porque su carne es más tierna", explicó Miky Daidone.

Daidone cuenta que cada año, miles de caballos jóvenes son importados desde Francia para ser consumidos. Para ella, no se trata de intentar acabar con este comercio. 

"La gente puede comer lo que quiera porque no es realista intentar impedir alguna cosa que se hace desde hace mucho tiempo", explicó. 

El proyecto de la pareja procura más bien mostrar que hay alternativas porque los equinos, más allá de las cualidades nutricionales de su carne, tienen aptitudes que son útiles.

Luego de lograr encontrar a una persona que compre el caballo, Gerardi y Daidone fijan un encuentro con los importadores locales para elegir cuál animal va a beneficiarse de esta "liberación". 

El momento de la selección es duro para Miky Daidone. 

"Solo podemos tomar uno a la vez, y sabemos que los otros van al matadero. Pero así son las cosas, y no todos los caballos tienen las características psicológicas o físicas para trabajar", explica Daidone.

- Corazón de león -
La mayoría de los caballos que eligen son de una raza originaria de Franco Condado, en el este de Francia, que son pequeños pero musculosos y son conocidos por su carácter dócil, aunque actualmente se los cría principalmente por su carne. 

Tras salvarse de ir al matadero, en la finca agrícola llamada La Estancia, los caballos seleccionados tienen derecho a un poco de calma para recuperarse de un periplo bastante estresante, pero después comienza la doma. 

"Es Tony quien se encarga porque la mayor parte de estos caballos son salvajes, a veces son inquietos y eso puede ser peligroso", explicó Miky.

En una segunda etapa ella puede ayudar y al final llegan los nuevos propietarios del animal, que continúan las actividades de entrenamiento. 

"En general esto dura tres semanas", agregó. 
Después, los caballos comienzan una nueva vida, que varía mucho. Algunos pasan a ser animales de compañía para el campo, en centros de senderismo o en posadas, otros para pasear niños en lugares turísticos. 

Además en Italia hay un creciente interés en utilizar a los caballos para terapias para personas que sufren de ansiedad, estrés postraumático o hiperactividad. 

Henry Finzi-Constantine es un gran defensor de lo que se hace en La Estancia, incluso eligió utilizar a caballos en lugar de tractores para trabajar sus viñedos ecológicos en Castello di Tassarolo, en el norte de Italia.

"Tony tiene ojo", afirmó al contar cómo ubicó a su caballo Cyrus.

"Era lunes y él iba a ser sacrificado el miércoles. Tuve que vaciar mis bolsillos el martes", explicó.
Sin embargo, reconoce que Tony tenía razón. 

"Cyrus tiene la cabeza de un ángel, el corazón de un león y el espalda de una hija de granjero. Es de lejos el mejor caballo del mundo", aseguró.