Coronavirus
Sierra Leona: miedo al COVID-19 favorece la epidemia de malaria
Los médicos han constatado la multiplicación de casos extremos desde que los pacientes evitan ir a los hospitales por miedo a contagiarse con el coronavirus.
En las zonas rurales de Sierra Leona, los médicos suelen estar curados de espanto por la gravedad de los casos que les llegan, pero el de esta bebé de 18 meses les ha sorprendido por el cúmulo de patologías, entre ellas la malaria, una enfermedad antigua que prospera con el miedo al coronavirus.
Rostro cansado, cabellos revueltos... cuando la pequeña fue ingresada en julio en el hospital de Hangha, en el sureste del país, el diagnóstico no era habitual, incluso en este país del África occidental donde la tasa de mortalidad infantil es una de las más altas del mundo. Presentaba un cuadro de neumonía alarmante, diarrea y malaria.
"No se sostenía, ni siquiera sentada", cuenta a la AFP su madre, Adama Ansumana, sentada en un banco de la unidad de cuidados intensivos, con su hija dormida en su regazo.
La pequeña está fuera de peligro, pero los médicos han constatado con preocupación la multiplicación de casos extremos desde que los pacientes evitan ir a los hospitales por miedo a contagiarse con el coronavirus surgido a finales de diciembre en China.
La ONG Médicos sin Fronteras (MSF), que dirige el hospital de Hangha, a una decena de kilómetros de Kenema, tercera ciudad en importancia del país situada a unos 300 kms de la capital Freetown, ha constatado que desde marzo las admisiones han caído el 40% en esta estructura de 63 camas.
La falta de seguimiento médico adecuado es particularmente peligroso para los niños durante la actual estación de lluvias, ya que la malaria se dispara por el aumento de la población de mosquitos.
Remedios tóxicos
El paludismo es una de las enfermedades más antiguas y devastadoras del continente africano. Causado por los parásitos transmitidos por las picaduras de los mosquito anófeles infectados, el paludismo causa altas fiebres, dolores de cabeza y dolores musculares, que pueden derivar en una anemia grave, problemas respiratorios y afectar los órganos o el cerebro si no se trata rápidamente.
Unos 219 millones de personas se infectaron en el mundo en 2017, de ellas 435.000 murieron. Más del 90% de las víctimas son africanas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
"Nos enfrentamos a la epidemia de la malaria, con síntomas de desnutrición severa en la mayor parte de los casos de menores que llegan al hospital", explica la pediatra belga Laure Joachim, miembro del equipo médico de MSF en el hospital de Hangha.
Por temor a contagiarse con el coronavirus, muchos padres prefieren recurrir a la medicina tradicional, agravando a menudo las patologías.
"Muchos menores están gravemente enfermos con fallos de varios órganos, ya que las plantas tradicionales son tóxicas", dice la pediatra.
Pese a que el suelo está lleno de diamantes, en particular en la región de Kenema, Sierra Leona es uno de los países más pobres del planeta y su sistema de salud es particularmente deficiente.
Traumatismo y desinformación
La antigua colonia británica de 7,5 millones de habitantes ha sido duramente golpeada por la epidemia del Ébola en África occidental, que mató a cerca de 4.000 personas en el país entre 2014 y 2016, y tiene dificultades para recuperarse de una guerra civil que dejó unos 120.000 muertos, casi 20 años después del final de conflicto.
El temor de la doctora se explica en gran parte por el traumatismo de la epidemia del Ébola, dice Sahr Abdulai Surkiti, trabajador médico que recorre las zonas rurales para sensibilizar a la población pese a un salario miserable.
"Cuando la ambulancia venía a buscar a un enfermo de Ébola, nunca volvía", recuerda. Según MSF, unos 200 miembros del personal médico de la región de Kenema perdieron la vida por esta epidemia.
La información falsa relativa a la covid-19 contribuye también a alejar a los pacientes de los hospitales y de los centros de salud, que en general están subequipados.
"La gente tiene miedo. Y nosotros no tenemos agua, ni siquiera una moto para desplazarnos", explica Sarah Vandi, enfermera en el pueblo aislado de Talia.
El resultado es que la malaria "sigue causando un gran sufrimiento y decimando a las familias" en Sierra Leona, pese a la distribución por el gobierno desde marzo de cuatro millones de mosquiteros (redes de protección), lamenta el responsable de enfermedades infecciosas del Ministerio de Salud, Samuel Juana Smith.