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El árbitro costarricense Luis Enrique Torres dejó de lado su silbato para colaborar como oficial de la Fuerza Pública en la lucha contra el coronavirus.
Torres es uno de los encargados de impartir justicia en el torneo de fútbol playa costarricense desde el 2005, mientras que se graduó como policía el año anterior, según documenta la Federación Costarricense de Fútbol (Fedefútbol).
Desde hace varias semanas se encuentra en la localidad de Los Chiles, donde es uno de los oficiales encargados de resguardar la zona fronteriza con Nicaragua durante la crisis por COVID-19.
“Desde que la pandemia inició ha sido una gran responsabilidad. Nosotros tenemos el deber de impedir que algún extranjero ingrese al territorio nacional. Intervenimos muchos buses y gente indocumentada que no sabemos cuál es su estado de salud”, comenta sobre su labor.
Agrega que los puntos ciegos en los 300 kilómetros de frontera son los más complejos de cuidar, pues son sitios muy utilizados por los traficantes.
“Mis padres y mi hermano son en quienes más pienso, ya que ellos son hipertensos. Por eso tomo las previsiones y extremo las medidas de higiene”, destacó Torres.
Aunque de momento la prioridad es la salud y su oficio como policía, el silbatero de 36 años espera que pronto todo regrese a la normalidad y pueda volver a las canchas de arena.
“Estar arbitrando es lo que más añoro, estrechar la mano de los jugadores cuando dirigís un buen partido, y abrazar con tranquilidad a mis hijos también se extraña. Les pido a los costarricenses que al igual que nosotros, se pongan la camiseta porque aún nos falta el pitazo final”, sentenció.