POR Daniel Jiménez | 19 de julio de 2024, 10:23 AM

Nuevo recital de fuerza y ambición, y un colchón de más de 5 minutos en la general. A falta de dos días para la conclusión, el esloveno Tadej Pogacar dio un paso de gigante hacia la victoria final en el Tour de Francia con su exhibición para imponerse este viernes en la 19ª etapa, en la estación de esquí de Isola 2000.

Sus principales rivales en la general, el belga Remco Evenepoel y el danés Jonas Vingegaard llegaron a 1 minuto y 42 segundos, en ese orden, y se encuentran ya a más de 5 minutos del maillot amarillo.

"Son diferencias importantes", admitió Pogacar, que el sábado recorrerá unas carreteras que le son familiares, ya que, como residente en Mónaco, suele entrenarse por ellas.

"Jonas hizo un trabajo fantástico hoy, pero sencillamente hay un hombre que está más fuerte", reconoció Grischa Niermann, director deportivo del danés en el Visma.

'Pogi', ganador del Tour en las ediciones de 2020 y 2021, atacó a 8,7 kilómetros para meta. Salió como un cohete en la subida final y fue dando alcance uno por uno a los últimos supervivientes de la escapada del día, hasta superar al estadounidense del Visma Matteo Jorgenson, que fue segundo en meta a 21 segundos. Fue la cuarta victoria de etapa de Pogacar en este Tour, rompiendo la igualdad en número de triunfos parciales que mantenía con Biniam Girmay y Jasper Philipsen.

A dos días de la llegada final en Niza, el corredor del UAE cuenta ahora con un colchón de 5 minutos y 3 segundos de ventaja sobre Jonas Vingegaard, ganador de las dos últimas ediciones de la 'Grande Boucle', y de 7:01 sobre Remco Evenepoel, que está también muy cerca de conquistar el maillot blanco de mejor joven de la carrera, en su primera participación en la ronda gala.

Carapaz, rey de la montaña

El belga y el danés fueron quinto y sexto respectivamente en meta, por detrás del ecuatoriano Richard Carapaz (4º a 1 minuto y 11 segundos), que se enfundó el maillot de lunares que le distingue como líder de la clasificación de la montaña.

Este viernes, la etapa proponía tres incursiones a más de 2.000 metros de altitud. Carapaz, que se metió en la escapada buena en el primer tercio de carrera, coronó en cabeza el primero de los tres puertos puntuables del día, el col de Vars, y también holló el primero la cima de la Bonette, puerto también de categoría especial y una de las cumbres asfaltadas más altas de Europa, que le reportó 40 puntos y lo colocó como líder de la montaña.

El corredor del equipo EF Education ya había lucido el maillot amarillo como primero de la general al término de la tercera etapa, aunque fue despojado de la preciada túnica en la cuarta, y además, el pasado miércoles se adjudicó la victoria en la estación de esquí de Superdévoluy en la 17ª etapa, la primera ganada por un ecuatoriano en la historia de la 'Grande Boucle'.

También fue designado corredor más combativo del día en la 15ª etapa, con final en Plateau de Belle, y repitió distinción honorífica este viernes.

Intratable

Cuando restan dos etapas para el final del Tour, 'La Locomotora' de Carchi suma 101 puntos, 14 más que su inmediato perseguidor, un Tadej Pogacar que probablemente se centre en la pelea por la general.

"Era la prioridad alcanzar ese maillot a puntos, logramos el primer objetivo, trataré de conservarlo mañana", declaró Carapaz, consciente de que deberá "buscar algún punto más".

Pero ni el grupo de seis escapados con corredores del nivel de Carapaz, de dos lugartenientes de Vingegaard en el Visma (Jorgenson y Wilco Keldermann), o Jai Hindley y Simon Yates, pudo hacer nada ante la fuerza y la ambición de Pogacar.

Aunque queda por delante una etapa de montaña, el sábado, y una última contrarreloj entre Mónaco y Niza el domingo, Pogacar, de 25 años, se está mostrando intratable y parece haber dejado atrás su único punto débil, los largos puertos en días de calor.

En total, le separan apenas 166 kilómetros de sellar un doblete Giro-Tour, inédito desde 1998 con el italiano Marco Pantani.

El sábado, la 20ª etapa cuenta con solo 132 kilómetros, pero con cuatro puertos y 4.600 m de desnivel positivo en el programa, presenta un perfil susceptible de provocar daños, y ya sin apenas margen de reparación en los cada vez menos frentes que quedan abiertos.