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Olores desagradables en los aviones: lo que debes y no debes hacer
¿Te gusta quitarte los zapatos cuando vuelas? Las ventanas no pueden abrirse y no hay ventiladores. Así que cada pasajero tiene el deber de contribuir a que los olores en los aviones no conviertan la experiencia de vuelo en un recuerdo desagradable para todos.
Beth Blair
BBC Autos
Demasiadas glándulas sudoríparas a la vista...
Tras la demostración de seguridad, mis colegas asistentes de vuelo y yo estábamos terminando nuestra caminata por la cabina, preparándonos para el despegue, cuando varios botones de llamadas comenzaron a repicar.
Todos los pasajeros preguntaban lo mismo: ¿Qué es ese olor?
Un hombre anunció a viva voz que le recordaba el olor a combustible o aceite de sus días en la guerra.
A continuación, se produjo un zumbido de murmullos y los pasajeros comenzaron a entrar en pánico.
Después de recorrer el pasillo una última vez, lo único que pude identificar fue que venía de la parte trasera del avión.
Como aún estábamos rodando en tierra, llamé al capitán y le hablé sobre el peculiar olor y la reacción casi histérica de los pasajeros.
Los pasajeros pronto empezaron a entrar en pánico.
El capitán convino en que lo mejor era dar macha atrás con los planes y hacer un control de mantenimiento del aparato.
Mientras el piloto hacía el anuncio, un pasajero me hizo señas discretamente. "Creo que descubrí de dónde viene", señaló apuntando a la pareja que tenía al frente.
Y estaba en lo cierto. La pareja había estado dándose el gusto de comerse un plato a base de curry, hecho en casa.
Ensaladas de huevos, sándwiches de queso muy curado… Todos esos son alimentos demasiado apestosos para un vuelo. Y el hedor no termina con la comida.
Piensa en tus compañeros de viaje cuando tengas deseos de comerte un curry antes de volar.
Tomando en consideración que en los aviones comerciales no hay ventiladores en el techo, ni ventanillas que se bajan, limitar y evitar hedores es algo imperativo y cada pasajero debe hacer lo posible para contribuir a que el aire de la cabina tenga un olor decente.
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A continuación, lo que puedes hacer para evitar ofender el sentido del olfato de los demás.
No te quites los zapatos
Seguro que a estas alturas habrás visto fotos que ponen en evidencia a pasajeros con sus pies desnudos sobre los asientos de otros compañeros de viaje.
Simplemente, es algo que no está bien.
De hecho, nunca deberías quitarte los zapatos durante un vuelo.
Los pies tienen 250.000 glándulas sudoríparas, más que ninguna otra parte del cuerpo, y producen aproximadamente un poco más de un cuarto de litro de sudor cada día.
Si te hace falta, usa un calzado cómodo, pero la única vez que deberías quitarte los zapatos es cuando pasas por el control de seguridad.
Evita fragancias penetrantes
Los perfumes, colonias y lociones fuertes pueden producir alergias o dolores de cabeza.
Chelsea Meirose, asistente de vuelo de una línea estadounidense, le dice a los pasajeros que ni piensen en quitarse el esmalte de uñas o pintarse las uñas de manos y pies en el avión.
El esmalte de uñas y la acetona contienen sustancias nocivas y, al derramarse, ocasionan un desastre difícil de limpiar.
Lo más seguro es no tener ningún aroma. Oler lo más neutral posible no ofenderá a nadie.
Ten cuidado con lo que llevas de comer a bordo
Recientemente, al hablar en un podcast, el experto estadounidense en etiqueta Daniel Post Senning se refirió al consumo de comida en espacios cerrados.
A falta de ventanas que puedan abrirse o ventiladores, el problema del mal olor en los aviones es tarea de todos.
Senning señaló que los olores no se limitan a especias obvias, como el curry o el ajo. "Algunas personas son sensibles al banano y otros alimentos que se deben evitar son el atún y los sándwiches submarinos".
Y añade que si no estás seguro, lo mejor es evitar "comida que es olorosa o que mancha".
O, simplemente, limítate a lo que te ofrecen a bordo del avión.
Lo más probable es que, si está a la venta, se trata de una comida cuyas cualidades (aromáticas y demás) fueron escogidas con los pasajeros en mente.
"Hay una gran cantidad de olores que circulan en un avión y muchos pasajeros tienen una alta sensibilidad a ellos", dice Meirose, quien también coincide en señalar que un vuelo no es buen momento para comerse un sándwich de atún.
"Los olores se propagan rápidamente a bordo. Escoge un refrigerio menos potente antes de tu bienvenida a bordo o disfrútalo en el terminal", apunta.
No te excedas en el bar del aeropuerto
Tener cuidado de no oler como un bar antes de subirte al avión es otra buena idea.
Estar sentado en el lobby del hotel durante horas puede hacer que apestes a alcohol y, si los empleados de la línea aérea detectan ese olor, pueden prohibirte abordar el vuelo.
Como atestiguará cualquier empleado de aerolínea, es más fácil tratar con un borracho en tierra que una vez ya en el aire.
Y es que escoltar a un pasajero en una pasarela resulta mucho menos complicado que verse en la obligación de desviar el avión al aeropuerto más cercano.
Tu mejor opción es disfrutar de una o dos bebidas, pero no te excedas de esa cantidad.
Y si te vas de fiesta la noche anterior, mantén también tu bebida bajo control. Puede que no sientas el tufo al día siguiente, pero los demás sí lo notarán y tus compañeros de viaje se molestarán contigo.
El baño es tu aliado
Es algo natural que los humanos expulsen gases y no hay mucho que puedas hacer al respecto… aparte de escaparte al baño para aliviarte.
Es algo que vale la pena tener en mente, ya que la ciencia dice que cuando vas volando estás más propenso a sufrir de flatulencias, pues la pérdida de presión hace que te sientas más hinchado.
Así que antes de volar evita alimentos con alto contenido de fibra, como los frijoles, que inspiran tales reacciones.
No cambies el pañal de tu bebé en tu asiento
Los pasajeros que viajan en familia tienen muchas cosas con que lidiar, sin mencionar lo que mejor hacen los bebés.
Cambiar al bebé en la mesita plegable del asiento es a "no-no".
Los padres obligados a cambiar un pañal deberían llevar siempre bolsas plásticas que se sellen tan bien que no dejan escapar los malos olores.
Una metida de pata grande es cambiar a los bebés en las mesitas plegables de los asientos.
En su lugar, los padres deberán tener siempre a la mano un cambiador de pañales y preguntarle a los auxiliares de vuelo cuál es el mejor lugar para efectuar la impostergable tarea.
A menudo se trata del suelo de la cocina del avión o una fila de asientos libres.
Y si tienes dudas, lo mejor es preguntar.