A la luz de un semáforo
Son apenas unos segundos los que tienen para sacarle sonrisas a su audiencia y tal vez una que otra moneda. Aunque son criticados por algunos, ellos sostienen que es la forma de ganarse la vida haciendo lo que disfrutan.
Su acto no pasa del minuto y medio en el mejor de los casos. Cada actuar depende exclusivamente de la luz roja de un semáforo, en la que conectan con su público, lo entretienen y buscan su reconocimiento.
Horas de trabajo, práctica y arte alcanzan su plenitud en decenas de semáforos, cuando artistas callejeros hacen de este su escenario.
Aunque algunos los comentarios negativos no faltan y las ventanas cerradas los reciben tras su número, el amor al arte y lo que hacen es el principal motor que lleva a estos artistas a seguir con su trabajo y triunfar en el camino.
Desde viajar por el mundo hasta crear sus propios shows y presentaciones privadas, el semáforo ha sido el medio para cumplir sus sueños y vivir del arte circense. En este reportaje nos adentramos en la historia de un grupo de estos artistas. (Ver video adjunto).