Por José Fernando Araya |21 de julio de 2024, 8:00 AM

Como nadador, empezó en 1957 y se retiró en 1968. Luego inició su carrera como instructor de natación y desde ahí se encargó de esculpir a tres de las atletas más exitosas en la historia del deporte costarricense.

Admite que la mayoría de ellas ni siquiera sabían nadar cuando las conoció, pero todas terminaron dando alegrías a un país que vive en una crisis deportiva, que viene arrastrando hace años, y aunque todos lo ven, se hacen de la vista gorda.

Con la disciplina bajo el brazo, potenció el talento de María del Milagro París, de las únicas medallistas olímpicas; las hermanas Silvia (plata) y Claudia Poll (oro y dos bronces), que de momento han brindado el momento más grande en la historia del deporte tico.

¿Pero qué nos hace falta? ¿Volveremos a tener esa gloria alguna vez? ¿Hay talento en Costa Rica? Sobre todo esto y más conversamos con el instructor Francisco Rivas, entrenador que en su currículum ha dirigido en siete Juegos Olímpicos, con un oro, una plata y dos bronces en su haber, lo que lo convierte en toda una autoridad para hablar del panorama del deporte costarricense.

A continuación, puede leer la entrevista completa.

-Ya viene París 2024 e, indudablemente, uno recuerda su nombre, pues está marcado con letras doradas en la historia de Costa Rica, por lo que hizo con María del Milagro París y con las hermanas Poll.  ¿Cómo toma el hecho de que sea considerado, hasta el momento, como el entrenador más exitoso en la historia del deporte costarricense?

Bueno, en realidad es un honor recibir esa distinción. Creo que lo que he mostrado, más que todo, ha sido el camino por seguir, porque Costa Rica tiene talento en todas las ramas deportivas. Me tocó poder participar desde los años 60, primero como nadador, y a partir de los años 70 como entrenador, con una serie de proyectos, todos a largo plazo, que se fueron hilvanando, entrelazando entre sí y nos permitieron llegar a darle a Costa Rica muchas felicidades.

-Son 53 años como entrenador y 10 como nadador. ¿Qué ha cambiado en la forma de entrenar en nuestro país?

Bueno, hay muchísimas cosas que han cambiado, definitivamente. La parte moderna, la tecnología, lo que tardábamos al principio de los 70 en recibir información de algún torneo en cualquier parte del mundo, tardábamos a veces semanas, meses para recibir la información. Ahora ya no hay que esperar, todo es inmediato. Ahora es diferente. Si bien es cierto favorece la parte técnica, tal vez no es tan favorable para la parte de los nadadores, que entonces especulan más alrededor de los resultados y se pueden asustar más.

-Y a nivel de talento, ¿cómo ve a las nuevas generaciones?

Lo que pasa es que antes podíamos hacer otras cosas más sencillas. Podíamos trabajar en preparación física en las faldas del volcán, ir allá a Heredia, al Alto de Las Palomas, en Escazú. En muchos lugares era más fácil, más sencillo, ahora tenemos más tránsito, es diferente. La seguridad ya no es la misma que teníamos en aquellos tiempos. Entonces todo eso nos ha complicado un poco más.

Antes también nos veían como hasta raros. Vernos corriendo en la madrugada, haciendo ejercicios. Ahora hay un poco más de identificación con los atletas, aunque, por eso digo, tal vez un poco más de incomodidad también y hasta de peligro.

-¿Usted llegó a revolucionar la forma de entrenar, lo que se venía haciendo hasta ese momento?

Sí, tal vez algunas cosas. Me recuerdo que en los años 70, en la Semana Santa era prohibido y mis primeros años laborando lo hice con el Colegio La Salle, y recuerdo que los curas en ese entonces me mandaron a llamar a cuentas porque entrené en esas fechas.

Igual pasaba con el tema de la mujer en el deporte: no era exactamente bien visto en ese momento.

¿Y recibió críticas por esto en algún momento?

Sí, claro. El cuestionamiento más grande fue cuando se me ocurrió, en el segundo año como entrenador, que quería entrenar en las madrugadas y que eso atentaba contra la salud, eso atenta contra los estudios, eso no se puede hacer. Y yo tenía mi formación con la escuela norteamericana, y en el mundo se entrenaba a esas horas, hacían sesiones dobles, pero yo estaba queriendo imponer, supuestamente, un tema que iba a afectar a los atletas, como estudiantes los iba a afectar y en su salud, pero trabajé dos años prácticamente casi solo con una hora, hasta que poco a poco fui convenciéndolos para que tuviéramos que madrugar.

Fue de los cambios más, más duros: ese y el de Semana Santa, y no puedo olvidar las fechas festivas en diciembre.

-Ahora queda claro que para usted, en esos 53 años, hay algo que no cambia y es la disciplina. ¿Qué significa esa palabra?

Bueno, yo prácticamente desde la primera vez y hasta hoy manejo tres conceptos básicos. La disciplina como número uno es determinante, pero es que hay que explicar un poco qué es esa disciplina. No es la disciplina de portarse bien. No, es la disciplina de entrenar bien, de rendir bien, alimentarse, descansar y cuidarse bien.

El número dos es la planificación. Es que somos muy dados a ser cortoplacistas, a entrenar de vez en cuando, a que hoy sí y mañana no, o no vengo porque estoy cansado.

Y número tres: la motivación. Tenemos que entrenar con alegría. O sea, el dolor tiene que llegar a formar parte del deportista. Tiene que entrenar con ganas, con alegría. Es divertido como tienen que verlo. 

Esos tres fundamentos son la base desde el principio y hasta hoy.

- ¿Sí hay talento deportivo en Costa Rica?

Definitivamente, Costa Rica tiene talento. Yo recuerdo que en alguna oportunidad quise entrenar fútbol, pero me encontré con muchas irregularidades. Yo decía que si aplicaba mi disciplina, que me iba a quedar sin equipo. Entonces lo intenté con la natación.

Sí apliqué la disciplina porque lo vi en otros deportes. En mi época había muchos referentes y yo me daba la tarea de saber y ver qué era lo que hacían y cómo entrenaban. Yo quise impregnar ese aspecto y lo primero era la asistencia.

Muchas veces, un atleta entrena una o dos sesiones muy bien y toma tres o cuatro días de descanso. No debe ser así. Siempre quise emular a otras naciones, otros países, cómo entrenan todo el tiempo, todos los días.

-¿Pero entonces qué es lo que hemos dejado de hacer para no ver más atletas en la élite mundial? ¿En qué estamos fallando?

A mí me parece que lo que falta es trabajo, trabajo, trabajo y más trabajo.  Somos Costa Rica, un país tan lindo que, en particular, yo creo que una de las características en materia deportiva es que somos emotivos.  Nos emocionamos mucho, entrenamos muy bien, con un buen resultado; pero, muchas veces, un resultado negativo y ya la persona abandona la práctica mientras se recupera, mientras recupera el ánimo, cuando es todo lo contrario: es ahí donde hay que entrenar más fuerte.

Me parece que es la falta del esfuerzo, del coraje, de quererse involucrar en eso y de querer ambicionar más. Otros deberíamos ambicionar más, más y más y no que nos conformamos muchas veces. Ya somos campeones, ya quedémonos aquí. No, no, me parece que la historia debería ser diferente.

-¿Somos muy resultadistas los ticos?

Yo creo que sí. Y, sobre todo, me parece que la parte de los resultados negativos nos hace mucho daño, porque el resultado negativo hace que muchísima gente abandone las prácticas. Entonces, ya no quiero intentarlo ¿Ya para qué? No pude hacerlo. Y yo tengo que recordar muchas cosas. María Milagro París, en 1975, quedó en quinto lugar en el Campeonato Mundial de Cali, Colombia, con 12 años: muy, muy joven.

Al año siguiente, era la Olimpiada en Montreal, Canadá. Caramba, yo estaba en mi quinto año de entrenador. Por lógica, si un año antes de Olimpiada soy quinto, entonces voy a estar en la final, que son los ocho primeros lugares. Y no, no sucedió así. Llegamos a la Olimpiada y quedamos 10.º lugar.

Lo recuerdo con nostalgia, pero con alegría, porque nos propusimos así trabajar más duro para clasificar y lo logramos. Lo hicimos. Trabajamos cuatro años más hasta llegar a Moscú 80, donde logró el sétimo lugar.

Entonces, si se falla en un objetivo, más bien tiene que ser energía para trabajar más. Eso es lo que siento que le falta a Costa Rica.

A nivel administrativo, ¿cómo analiza el panorama del deporte costarricense actual?

A mí me parece que en materia de administración ha fallado. Nos falta muchísimo más. Me he quedado con ganas de ver controles, que haya comisiones técnicas, comisiones que verifiquen, estudien los resultados de los atletas, porque nosotros tenemos un programa muy bonito que nos permite ver a los atletas en Juegos Centroamericanos, luego Juegos Centroamericanos y del Caribe, Panamericanos y Olimpiadas.

Un atleta debe comenzar siendo el mejor de su equipo o de su deporte, si es en casos individuales. Si es el caso colectivo, que sea el mejor de su deporte para después de eso ser el mejor del país. Pasemos a ser el mejor de Centroamérica en Juegos Centroamericanos, vayamos a ser los mejores de Centroamérica y el Caribe, Juegos Centroamericanos y Caribe.

Entonces debe haber un equilibrio de análisis, de estudio. Una comisión que revise asistencias, asistencias a entrenamientos, rendimientos. Debe haber un seguimiento de observar el rendimiento de competencia año a año, pero aquí nos saltamos todo cuando de pronto llegamos. Estamos ahí porque bueno, nos dieron un pase del Comité Olímpico Internacional o por lo que sea.

-¿Usted estaría anuente a colaborar en una comisión si le llegaran a "tocar el pie" o a formar parte?

Por supuesto que sí. Yo siempre he querido. Lamentablemente, he estado siendo identificado como crítico. Yo considero que es necesario que los gobiernos deben de estar más cerca del deporte y debe haber comisiones de trabajo para que ayude. ¿En cuál institución? Puede ser en el Consejo Nacional de Deportes, puede ser en el ministerio. Tiene que haber un lugar donde se cree, pero no tienen que olvidarse de los temas de los amigos o de los representantes de un club, de un equipo. No, no, tiene que ser un trabajo, serio y formal y tiene que ser de calificación. 

Es necesario que el deporte cambie, tome una nota diferente para poder resurgir de nuevo. Tenemos que revisar todo lo que son los campeonatos, y no hablo del fútbol porque el fútbol tiene una estructura diferente, pero la mayoría de los deportes sí pueden y sí tenemos capacidad para ordenarnos. Me parece que sí se puede hacer y, por supuesto, que yo estaría siempre anuente a ayudar.

-¿Hay mucho amiguismo en el deporte? ¿Le ha tocado vivirlo?

Ha sido difícil. Considero que una parte que es importantísima, y que hace falta, es la dirigencia. La dirigencia hay que capacitarla más, hay que prepararla más. Me parece que todos los dirigentes en todos los deportes son buenísimas personas, pero me parece que, en materia del tema, de lo que estamos haciendo, no, y pongo el ejemplo, la natación de nosotros no tenemos ligas menores, es inconcebible.

Aquí no hay nadadores compitiendo 5, 6, 7 u 8 años, no hay oficialmente en torneos. Hay que esperar que cumplan nueve años para que ingresen a estar bajo el estatus de la Federación. Entonces eso no es correcto. Eso nos merma. Igualmente pasa con adultos. Deberíamos motivarlos para que después de 18-19 en la universidad, en sus profesiones, trabajen y que puedan significar ejemplo para los juveniles, para los que vienen atrás y que puedan emular, alcanzar o superarlos.

-¿Cree que es todavía más valioso lo que usted ha logrado en su carrera haciéndolo en un deporte como la natación, que tal vez no es la disciplina más fuerte del país?

Claro, claro que sí. Bueno, sí hay. Recordemos dos cosas: el deporte de más éxito en nuestro país es femenino, ha sido femenino y femenino, pues la natación y dentro del organigrama de la natación las más exitosas son las damas. También son aspectos que nos hace falta trabajar más, en empujar más, para para que tengan un mejor rendimiento. Yo creo que sí, nosotros tenemos que no emular a natación, pero natación sí puede dar señales de cómo se tiene que trabajar, ahí hay señales importantísimas.

-Para Tokio 2020 llevamos 14 atletas a los Juegos Olímpicos, ahora van solo seis a París. ¿Siente que hay un retroceso? ¿Y a qué cree que se debe ese deba esta situación?

Así es. Es lamentable la situación, e incluso más lamentable aún si observamos de los que van cuántos lograron una marca mínima.

Considero que el deporte tiene que llegar a lo que decía, utilizar una pirámide. La pirámide no se hace al final, se hace al principio. Juegos Centroamericanos, ya nosotros tenemos que estar trabajando para los próximos Juegos Centroamericanos.

Primero que todo, tenemos que organizar Gobierno, ayuda económica, organizarse y también tenemos que organizar las federaciones. Las asociaciones tenemos que cambiarlas para que también los técnicos puedan hacer todo el trabajo que necesitan y que quieren. Pero estamos como muy abandonados.

Entonces nos hace falta trabajo. Eso es lo que yo considero, que nos hace falta trabajo, y el equipo, repito Gobierno, dirigencia, entrenadores y los atletas.

-Ya hablando específicamente de la natación, ¿qué nos puede decir de los nuevos talentos, de la nueva generación que va para arriba? ¿Hay esperanzas de volver a ver atletas, por lo menos en la élite?

Sí, a mí me parece que Costa Rica ha venido en los últimos años viviendo una ebullición. Aparecen talentos muy extraordinarios, generalmente entre los 11 y los 13, entre 11 y 14 años; aparecen, pero después desaparecen. Ha habido una circunstancia especial. Tendrá que ver con una metodología, con la formación. Tendrá que ver con el concepto de la motivación que haya o que no haya, pero sí tenemos y se vislumbra bien, pero no se consolidan.

Lo primero que deberíamos hacer en el deporte de la natación es tener ligas menores; sin ligas menores arrancamos muy tarde y necesitamos arrancar más temprano. De manera que nosotros podemos vislumbrar nadadores con talento en ocho y nueve años. Pero cuando los vislumbramos los talentos en 11-12 ya vamos un poco atrasados. Entonces, me parece que tenemos que cambiar eso. 

-Ya vemos lo que acaba de conseguir Cecilia Poll en los Juegos Nacionales. ¿Qué nos puede decir de ella y de las expectativas de su carrera?

Imaginémonos solamente con decir Poll, verdad, ya es un sinónimo. Ha sido un ADN muy interesante. Esperamos que ella pueda consolidarse, que está ubicándose en las distancias que más le gustan, que tiene un respaldo, un equipo muy fuerte, muy poderoso, está trabajando muy bien, y bueno, eso es un ejemplo de lo que podemos lograr.

Ahora tenemos que acompañarla, apoyarla, seguir detrás de ella para ver que venga siendo acompañada por otras atletas. También que otras atletas y otros atletas nadadores y en otros deportes también emulen a Cecilia y puedan seguir detrás de ella para trabajar, trabajar cada día más fuerte y lograr lo que queremos. Esto es cuestión de números. Yo siempre digo, nosotros tenemos el caso, el cronómetro, el cronómetro es el único que no tiene justificación.

- ¿Que tenían María del Milagro, Silvia y Claudia Poll, ahora lo vemos con Cecilia, qué tenían ellas? ¿Eran tal vez un talento completamente diferenciado de esos atletas que nacen una vez o que se fueron puliendo con base al trabajo?

Es interesante. Siempre me he referido al tema. Primero, voy a decir: la nadadora más extraordinaria que en mi vida tuve no fue ninguna de ellas. Se llama Marcela Cuesta. Extraordinaria, súper extraordinaria. Ella formó parte del grupo de cinco nadadoras que, como equipo, ahora nos podemos referir.  Ella fue la más extraordinario de todos, una condición natural, aún más se movía como con pereza y nadaba extraordinariamente.  La más completa de todas: María Milagro París. Esa fue la ganadora más extraordinaria de todas. Ella fue un fenómeno, pero lo que tenía era una sincronización técnica, táctica que todo le parecía muy bien. 

Luego vino la época de Silvia. Silvia tuvo una condición de un trabajo encomiable, durísimo, fuerte, agresivo, algo increíble en su relación de rendimiento, pero a muerte, a morir siempre. Técnica cero, pero medalla plata claro, campeona, Juegos Panamericanos, ranking mundial. 

Y finalmente llegó Claudia. Claudia fue otra historia, porque todas habían ganado jóvenes. Claudia para la época compitió desfasada en su edad, 24 años, y estaba compitiendo contra chicas de 15, 16, 17 años y todavía tuvo la capacidad, los arrestos para competir con 28 años, cuatro años después y ganar dos medallas de bronce. ¿Cuál es la característica de Claudia? Fue la ganadora de mejor estilo en algún momento durante sus años que no fue calificada por la FINA. Era exquisito, era algo extraordinario. Parecía que no se movía nada. Muy, muy bien. Entonces cada uno tuvo características diferentes. Mi logro fue que a todas les enseñé primero a nadar.

 Y aquí no quiero dejar de pasar la oportunidad de mencionar, porque yo le he contado este. Siempre se omiten reconocer el gran trabajo de las cinco nadadoras que logré en algún momento entrenar y que ganaron desde mundiales hasta Juegos Panamericanos y son Marcela Cuesta, Montserrat Hidalgo, Silvia Paul, Carolina, Mary y Natalia Aguilar. Ellas cinco hicieron un trabajo en equipo y ese equipo dominando todos los estilos.

-¿Y los varones?

No hemos tenido esa pregunta. El varón que más largo ha llegado, Andrés Aguilar Andrés, hermano de Natalia Aguilar, que la mayor parte de su carrera deportiva la hizo entrenando en los Estados Unidos. Él fue finalista en Juegos Centroamericanos, Caribe y finalista en Panamericanos. Él fue el máximo varón hasta hoy, como el mejor exponente que ha tenido Costa Rica en el más alto nivel en los varones.

-¿En una carrera tan exitosa, tal vez la situación del dopaje que vivió con Claudia fue su momento más complicado en su carrera?

No, no, no, El caso del dopaje no, porque teníamos certeza. Eso obedeció a una actitud tanto de Claudia como mía, de amistad, de confianza. Un emisario de la Federación Internacional de Natación que vino a recoger muestras de la WADA, era una persona de confianza. Él se presentó y recogió las muestras en unas botellas que decían FIFA, no FINA. Hicimos la observación y él nos dijo “no hay problema” y se fue. Al día siguiente, regresó que no le había aceptado las muestras e hicimos el cambio. Yo pedí que nos dieran las dos muestras, una se llevó a Suiza cuando fuimos al Comité de Apelaciones al caso y ahí la entregamos para que lo analizaran y otra que me dejé yo.

La que analizaron salió negativa, no estaba positiva, pero no lo aceptaron como prueba, entonces contratamos a un abogado holandés y él nos dijo muchas cosas. Recuerdo algunas frases que dijo: “El problema de ustedes es ser de Costa Rica”.  Y la resolución final fue que propusieron que Claudia aceptara su culpabilidad. Esa fue la decisión del juez y se olvidaba todo. Luego, él mandaría, mandarían una carta o algo. Ella no aceptó. Ella dijo: “No, sé que soy inocente, no tengo por qué" y no se aceptó.

-¿Aún eso la llevara al castigo?

Si aceptaba que si cometió un error, entonces la vamos a perdonar por lo que sea, pero era aceptar una culpabilidad. Ella dijo, “no soy”, entonces no lo aceptó. Estuvimos de acuerdo, se comunicó. Entonces procedieron a una sanción de dos años que después nos quitaron. Pasó el tiempo y nos la quitaron, y después siguió cometiendo en máster.

-¿Sintió que hubo algún resentimiento? ¿O cree que faltó más apoyo del país, de las instituciones del deporte hacia Claudia y su persona?

No, no, no, la prensa cumplió su papel así. O sea, yo podría decir a quiénes buscamos, con quiénes hablamos y todo, pero el tema fue que nos mostramos de primero de frente, al día siguiente de que se dio la noticia del dopaje. Nosotros en ese entonces había una unidad de Medicina del Deporte en el Hospital San Juan de Dios, le hicieron unos exámenes exhaustivos en todos los ámbitos para verificar que estuviera todo en orden y salimos absolutamente negativos y después de eso pasó otros controles, y nunca tuvo. Tuvo más de 120 controles dopaje y nunca tuvo. Y este fue un control doping fuera de competencia, no fue en competencia y ahí fue donde tuvimos todos los controles, los más severos.

Así es que no nos afectó. Trabajamos más duro y quedó como lección de lo desconfiados que tenemos que ser en cualquier control doping.

-¿Cómo quiere que se recuerde a Francisco Rivas en el deporte costarricense y cuál cree que sea el legado que le dejará usted al deporte tico?

A mí me gustaría que me recuerden como una persona honesta, apasionada, enamorado de mi país. Nunca quise irme de mi país, solo quise trabajar aquí, orgulloso. Aquí vinieron rusos, alemanes, chinos, japoneses, a averiguar dónde entrenábamos y cómo entrenábamos, qué comíamos, qué hacíamos y se regresaron sin creer.

Entonces yo quisiera que me recuerden como alguien que trabajó apasionadamente, orgullosamente por Costa Rica, y viví. Me tocó vivir años en que se sentía la bandera y el himno nacional era algo extraordinario.

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