31 de julio de 2016, 13:19 PM

Un joven privado de libertad quiere conseguir trabajo para él y otros encarcelados. A continuación le decimos cómo puede ayudar.

Brandon llegó a los 15 años al Centro de Formación Juvenil Zurquí, y ya han pasado cinco años.

El tiempo le sirvió para cambiar su vida. Encerrado aprendió el valor de la libertad, y también el oficio de peluquero. Por eso pide una oportunidad para él y los demás reclusos.

Esa puerta se puede abrir gracias al programa “Camino al brete”, que busca formar a los jóvenes técnicamente y con habilidades para la vida.

La iniciativa compite con 162 proyectos más a nivel latinoamericano, buscan que el Banco Interamericano de Desarrollo financie la formación de los muchachos.

Brandon cree que la prisión es capaz de transformar positivamente a las personas, pero no toda la responsabilidad es del sistema.

Ahora, con su ejemplo, busca una oportunidad laboral que le permita reinsertarse en la sociedad.