Estadounidenses nacionalizados costarricenses fueron sentenciados 45 años por estafar ancianos
Las estafas las realizaban desde un centro de llamadas en Costa Rica, según la investigación de la fiscalía de ese país
Dos estadounidenses nacionalizados costarricenses fueron sentenciados a 45 años de cárcel por estafar a ancianos por un monto de 10 millones de dólares
Los dos ticos nacionalizados fueron sentenciados por una estafa cercana a los $ 10 millones y las principales víctimas eran ancianas en los Estados Unidos.
Las estafas las realizaban desde un centro de llamadas en Costa Rica, según la investigación de la fiscalía de ese país.
Desde el centro de llamadas en Costa Rica contactaban a las víctimas y les hacían creer que habían ganado un premio millonario pero que debían hacer transferencias parciales para poder entregarlo en los Estados Unidos.
De esa manera engañaban a las víctimas.
En un comunicado de prensa del departamento de justicia de los Estados Unidos se indica que los costarricenses están identificados como Andrew Smith, de 46 años, y Christopher Lee Griffin, de 45 años, ambos originarios de San José.
Fueron condenados por el juez de distrito Robert J. Conrad, del distrito oeste de Carolina del Norte a 25 años y 20 años de prisión.
El juez también ordenó que Smith pague $ 10,222,838.76 en restitución que se pagará de manera conjunta y solidaria con sus co-conspiradores.
Por su parte Griffin recibió la orden de pagar $ 9,612,590.39 en restitución que se pagará de manera conjunta y individual con sus co-conspiradores.
Smith y Griffin fueron condenados por un cargo de conspiración para cometer fraude electrónico, ocho cargos de fraude electrónico, un cargo de conspiración para cometer lavado de dinero y siete cargos de lavado internacional de dinero.
"Andrew Smith y Christopher Lee Griffin participaron en una deplorable estafa para estafar a los ancianos estadounidenses que trabajan duro por sus millones de dólares".
“Smith y Griffin utilizaron trucos descarados y descaradas mentiras para convencer a las víctimas de que su sueño de seguridad financiera se había hecho realidad.
Ese sueño pronto se convirtió en una pesadilla devastadora, una que tuvo un costo económico y emocional para las víctimas, muchas de las cuales eran personas de edad avanzada".