Por Gabriel Pacheco |23 de marzo de 2025, 8:00 AM

En la Cruz Roja Costarricense, el 83% de todas las personas que trabajan en la institución lo hacen sin recibir un solo colón a cambio, es decir, son voluntarios.  

Según Dyanne Marenco, presidenta de la entidad y a su vez voluntaria, este enorme grupo humano es el que hace posible que la Benemérita logre la operatividad; sin embargo, la pandemia marcó un antes y un después en cuanto a la cantidad de voluntarios.

Las cifras de la institución muestran que antes de la llegada del COVID-19 a Costa Rica había 6.132 voluntarios. En el 2020, la cifra cayó a 5.015 y en 2021 llegó a 4.884. Es decir, una caída del 20% del total del voluntariado de la institución.

“Lamentablemente, perdimos mucha gente, porque hubo empresas e instituciones que le decían a sus empleados: la Cruz Roja o su trabajo, y tuvieron que dejar el servicio del voluntariado que hacían en la institución”, explica la presidenta. 

Aunque ya pasaron cinco años de que la mortal enfermedad alteró la realidad de nuestro país, todavía los números están por debajo de las cifras prepandémicas. El último reporte de la institución, a diciembre de 2024, registraba 5.316 voluntarios. Es decir, 816 personas menos que antes del COVID. 

“Desde la Cruz Roja sentimos la baja del voluntariado postpandemia, es un número bajo para las necesidades del país. Lo hemos conversado con compañeros de otras instituciones y nos confirman que para ellos también bajó

"En Cruz Roja España, Argentina y México subió la cantidad de voluntarios, por eso hay que hacer una análisis de la sociedad tica y entender por qué está ocurriendo así”, dijo Marenco. 

En 2024, el voluntariado representó más de un millón de horas de servicio, que, de pagarse, la Cruz Roja debería desembolsar 11.525 millones de colones, una cifra imposible de costear, según la jerarca.

Sin embargo, existen limitaciones presupuestarias que le impiden a la institución realizar campañas masivas de reclutamiento, porque, si bien las personas no reciben pago económico por su servicio, sí deben recibir los insumos necesarios para el desempeño de las labores.

“Nosotros tenemos que pensar, ¿cómo le pago la póliza?, ¿cómo les hago el uniforme? Cada uniforme operativo ronda los 70 mil colones. Unas botas operativas cuestan 150 dólares. Las capacitaciones son carísimas también.”, explicó Marenco. 

En el 2024, el equipo de trabajo de la Cruz Roja, entre voluntarios y permanentes, atendió, en promedio, una emergencia cada minuto, y aun así, en múltiples ocasiones, se vieron superados por la cantidad de llamadas. Esto refleja, según la presidenta, la importancia de incorporar nuevos voluntarios y equipo a la institución ante la creciente demanda de los servicios, tanto en cantidad de atenciones como en la complejidad y el tiempo que toma ir a cada una.

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