¡Símbolo de esperanza! Un pedacito de la vestimenta del papa Francisco llegó a Costa Rica
Un pequeño gorro blanco, cargado de significado y espiritualidad, ha cruzado continentes para convertirse en emblema de fe y solidaridad.
Un pequeño gorro blanco, cargado de significado y espiritualidad, ha cruzado continentes para convertirse en símbolo de fe y solidaridad en Costa Rica. Se trata de un solideo que, por unos instantes, fue llevado por el Papa Francisco durante la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa, Portugal, en agosto de 2023. Hoy, ese mismo objeto tiene una nueva misión: ayudar a transformar la vida de niños y niñas en situación de vulnerabilidad (ver nota completa en el video adjunto).
En medio del fervor de este evento multitudinario, dos jóvenes costarricenses, Daniel y Mariel, viajaron con la esperanza de vivir una experiencia de fe única y llevar consigo un solideo que soñaban entregar al Papa. Tras días de encuentros, celebraciones y oración, lograron ubicarse cerca del paso del vehículo papal al finalizar uno de los mensajes del Santo Padre. La espera valió la pena.
El vehículo se detuvo justo frente a ellos. El Papa tomó el solideo de manos de Daniel, lo colocó brevemente sobre su cabeza —como gesto de bendición— y se lo devolvió. Un momento breve, pero profundamente significativo para ambos jóvenes. Ese instante marcó un antes y un después en sus vidas. Para Daniel, fue la confirmación de un sueño personal. Para Mariel, una experiencia que la acercó más a su fe.
Pero el valor del gesto no terminó ahí. De regreso en Costa Rica, Daniel y Mariel decidieron que aquel solideo no debía quedarse guardado como un recuerdo privado. Lo donaron a las Obras del Espíritu Santo, una organización dedicada a brindar apoyo a comunidades vulnerables. El Padre Sergio, su líder, lo subastará con el propósito de recaudar fondos destinados a ayudar a la niñez necesitada.
De Lisboa a San José, este solideo ha pasado de ser una pieza de vestimenta papal a un emblema de esperanza. En él se entrelazan la emoción de un encuentro, la fuerza de la fe y la voluntad de servir. Es la prueba de que un gesto sencillo puede generar un impacto inmenso cuando se pone al servicio del prójimo.