Por Jose Ernesto Herrera |14 de agosto de 2024, 18:55 PM

En el extremo sur de Costa Rica, en el territorio indígena ngäbe de Alto Conte, vive Emilia Bejarano, una artesana de 47 años cuya habilidad y dedicación la han convertido en la última canastera de su comunidad. 

Esta mujer ha dedicado los últimos 15 años de su vida a la creación de canastos, una tradición que aprendió de su esposo y que hoy mantiene viva con esmero.

Sus canastos son únicos, fabricados con cucharilla, un bejuco de montaña que requiere destreza y paciencia para ser trabajado. Cada uno es una obra de arte, en cuya elaboración incluso los dedos de los pies juegan un papel crucial. 

“Cada dedo tiene una función específica para que se vaya construyendo”, explica la artesana, quien trabaja sola en su emprendimiento.

Los canastos varían en tamaño y tienen múltiples usos en la comunidad ngäbe, desde transportar frutas y verduras hasta llevar agua. Cada pieza que Bejarano crea tarda aproximadamente dos días en ser terminada, un testimonio de la dedicación y el cuidado que pone en su trabajo.

Sin embargo, no quiere que esta tradición desaparezca con ella. Su mayor deseo es enseñar a otras personas, asegurando que el arte de la canastería continúe viviendo en su comunidad y más allá. 

Quienes deseen adquirir uno de sus canastos o aprender su técnica pueden contactarla al número 8605-3463.

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