Este seguidor del fútbol es tan colado que logró irse con La Sele al Mundial
16 años después de haber viajado a Alemania, su pasión por el equipo permanece intacta.
Rigoberto Flores obtuvo el apodo de “El colado” en 2006, tras infiltrarse en una reunión de la Selección Nacional de la época en un hotel josefino, y obtener así fotografías e incluso autógrafos de los jugadores.
Hoy tiene 41 años, vive en Pavas, San José, y trabaja en la municipalidad local, continúa apoyando de manera efervescente a la Tricolor fuera de los estadios, cuando juega en Costa Rica, aunque muchas veces no ingrese al partido: lo hace solo para motivar a los aficionados.
2006 fue su año de gloria, ya que estuvo cinco días en playa Conchal junto a La Sele, donde llegó a conocer a todos los jugadores. Además, ese año, una televisora nacional lo llevó al Mundial de Alemania, donde pudo disfrutar de los partidos en los que participó el combinado patrio.
Su pasión comenzó siendo un adolescente, cuando los ticos se reunían frente al antiguo edificio Monumental, en la Avenida Central, para ver o escuchar los partidos de fútbol, él era uno de los que llegaba pintado y con tambor en mano.
Fue chancero en San José centro, un trabajo que le permitió acomodarse a los horarios de La Sele. También trabajó en el Mercado Central de la capital, donde es reconocido y apoyado por los comerciantes, de hecho, le regalaron un tambor.
16 años después de haber viajado a Alemania, como un verdadero colado, su pasión por el equipo permanece intacta.