Por Luanna Orjuela Murcia |7 de octubre de 2021, 8:00 AM

Adriana Ortega era una joven de 19 años estudiante de Publicidad cuando ocurrió el terremoto de Cinchona en 2009. Mientras veía las noticias, decidió apersonarse en el lugar a ayudar a los animales heridos y abandonados. En ese momento, descubrió su pasión: rescatar animales y darles su "final feliz”.

Con el terremoto, quedaron muchos perros sin hogar, los pocos albergues que existían estaban llenos y no había espacio para un cachorro que debía ser alimentado cada dos horas. Ella decidió adoptarlo y nombrarlo Cinchona, de cariño: Chonito.

Por eso nombró a su organización así, Adopciones Chonito. Está dedicada al rescate y rehabilitación animal.

“Nos dedicamos a rescatar todo tipo de especie que ha sufrido maltrato y abandono. No tenemos refugios, trabajamos con casas cuna y un equipo de veterinarios (los doctores Doneth Rodríguez, Natalia Lizano, Pablo Salazar y Vilma Vargas) a cargo de los distintos casos según la especie”, contó la creadora.

Trabajan con un número limitado de animales y los reciben según el espacio disponible. La idea es que la persona que llama a denunciar el maltrato contra el animal se involucre y ayude; en otras palabras, que no deje toda la responsabilidad en manos de Adopciones Chonito. “Al ser una organización, la gente cree que es la obligación de uno ir por el perro a cualquier lugar y no saben que uno es una persona común y corriente que hace esto por voluntad. Por eso, les pedimos que nos traigan al animal a Moravia (donde están ubicados)”.

Son una organización pequeña que no está inscrita como asociación, según explica Ortega, esto es para que sea “más transparente”.

“Yo trabajo sola, soy una fundación, no una asociación. Me he dado cuenta, en muchos años de trabajar en esto, que desgraciadamente no todo el mundo trabaja con los mismos principios que yo. Yo siento que las cosas tienen que ser muy transparentes y claras, usted trabaja con plata que no es suya, sino de la gente, entonces, yo todo lo hago muy público. Había personas que no estaban de acuerdo con eso, entonces yo dije: la verdad es que voy a trabajar sola. Eso me limita mucho con los ingresos, porque en una asociación hay una Junta Directiva y eso les abre puertas para que empresas grandes puedan donar, entonces mis ingresos son más limitados, pero son más transparentes y eso me ha hecho crecer mucho más porque la gente me tiene confianza y me ayuda”, comentó Ortega.

A pesar de no contar con mucho apoyo financiero ni gubernamental, el alcalde de la Municipalidad de Moravia, Roberto Zoch, los ha ayudado con espacios para mostrar su fundación en la comunidad y ha compartido en su cuenta de Facebook casos de adopción para que la gente vaya conociéndolos. 

En total han tenido más de 25 mil rescates exitosos de todo tipo de especies, desde roedores, cangrejos, tucanes, mapaches, loras, erizos, hámsters, tortugas, garzas, zarigüeyas, perros, gatos, conejos, cuilos, ardillas y zorros.

“Yo me capacité, he llevado muchos cursos de primeros auxilios de aves, roedores, mamíferos y he trabajado de voluntaria en muchísimas veterinarias. Llevé cursos de ultrasonido y radiografías y me alié a áreas de conservación para enviarles los animales ya sanos y que ellos se encarguen de reincorporarlos a la naturaleza”, agregó.

En Adopciones Chonito trabajan con crédito limitado para trabajar de manera responsable. "Tengo un límite de ₡600 mil, cuando las cuentas llegan a ese monto se trancan, no puedo juntar un colón más hasta bajar ese número. Esto nos permite trabajar más ordenado y no salirme de un monto que yo no pueda pagar", dijo.

Sacrificar un estilo de vida

Adriana está casada y esperando su segundo hijo y asegura que esta es su pasión y su vida y que, a pesar de no ser recompensada económicamente por su trabajo, es muy gratificante.

“Es algo muy sacrificante a nivel familiar. Yo no puedo decir -voy a la playa este fin de semana- porque ¿qué hago con los perros y las llamadas? Si salimos algún lado, el teléfono no para de sonar. Es un estilo de vida muy abrumador emocionalmente, muchos rescatistas han dejado este trabajo, pero yo he logrado manejarlo. Yo no genero nada para mi casa, más bien estoy preocupada por cómo pagar esto y lo otro. Es un trabajo voluntario y muy satisfactorio porque con la voluntad uno puede cambiar muchas cosas”, señala.

Gracias a su esposo, logran sacar adelante su hogar y ella se dedica de lleno a la organización.

Lo más difícil 

Para Adriana, entre los casos más duros que ha tenido que atender como rescatista es el de perritas que han sido violadas por humanos.

"A nivel psicológico, uno dice ¡Dios mío, cómo sucede eso! Así reaccioné cuando supe de una perrita que había sido violada por un indigente. Ha sido muy triste, hay que volverle a reconstruir todo el tracto vaginal y trabajar el trauma que esto le provoca al animal. A veces, es peor el trauma emocional que la misma agresión física", lamentó. 

También ha tratado a perros quemados y heridos por personas inescrupulosas. "Usualmente, la persona que incendia un perrito puede llegar a ser un asesino, entonces tenemos que ver que hay que cambiar en la sociedad".

¿Cómo ayudar?

Adopciones Chonito realiza, de manera quincenal, rifas para poder sustentar los gastos. Con la ayuda de emprendedores, recogen productos para rifarlos. 

Además, a la persona que desea adoptar un animal, se le pide una colaboración de ₡20 mil. 

"Todos los animales son entregados castrados, vacunados, desparasitados, sanos, con prueba de erlichia o con tratamiento terminado. En el caso de los gatos, vienen con pruebas de Sida y leucemia felina negativas y además, una pipeta de pulgas. Se les hace absolutamente todo lo que ellos necesitan y se entregan con todas sus requisitos de salud al día", detalló.

Durante la pandemia, Adriana emprendió con el negocio Choni Tienda, que es un comercio online donde vende distintos artículos de mascotas para ayudarse a financiar la organización.

Si usted desea colaborar con ellos, puede seguirlos en sus redes sociales como Adopciones Chonito, llamar al 8888-6563 o bien escribirles a [email protected]

Además de los aportes económicos ellos, ellos también reciben periódicos, alimentos, camas, cobijas, casas, jaulas, champú, paños, tazas, heno, medicamentos, collares y correas.

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