Por Daniel Jiménez |27 de septiembre de 2024, 8:07 AM

Esto parece una película de terror. Lo vivido por los aficionados de la Liga Christian Castro y Evelyn Izaba González en Guatemala fue para el olvido.

Castro reveló su testimonio en entrevista con Teletica.com. Él fue el seguidor rojinegro que recibió una brutal golpiza en Guatemala.

El matrimonio de Castro e Izaba celebraban la noche de este jueves nueve años de casados. Viven en Costa Rica y así fue como su viaje de turismo se convirtió en una pesadilla.

“Ayer cumplimos nueve años de casados y ya teníamos planeado venir a pasear a Guatemala y da la casualidad que era el partido de la Liga, entonces decidimos ir a verlos jugar, ya que nunca lo habíamos visto jugar afuera del país y terminamos viviendo este infierno”, relató Castro. 

El hincha contó que llegó al estadio Cementos Progreso y lo vivido lo califica como “terrible”.

“Llegamos a eso de las 5 p. m. porque nos dijeron que llegáramos temprano, que se hace mucha presa. El Uber nos dejó en la entrada y cómo yo no conocía como era el ingreso procedí a preguntarle a alguien de seguridad si ahí era la entrada, muy groseramente me contestó que no podíamos venir aquí y yo le dije que sí que  el comunicado que nosotros tenemos era sobre las barras, pero que sólo veníamos mi esposa y yo”, dijo Castro.

Y agregó: “En ese momento un hincha se vino y me tiró una cerveza y comenzó a insultarme y yo dije bueno… es lo normal en Centroamérica, pero el problema fue que a raíz de eso se le unieron varios más y la situación se puso más ruda. Nos abrieron la puerta del estadio que nos dijeron que hasta las 6 p. m. abría, pero se vino la barra y se metió dentro del estadio. Ahí me agarraron entre como 10, 20 ó 30 personas no tengo ideas de cuántas, me golpearon por todo lado, lo que querían era quitarme la camiseta de la Liga y una suéter”, recordó el tico.

Además, dijo que su esposa salió corriendo pero que “la agredió un hombre y una mujer en la cara con puñetazos”.

Fue en ese momento donde recibió la colaboración de la seguridad del estadio.

“En eso se acercó alguien de la seguridad y comenzó a acuerparme y me decía que entregara la camisa y yo le decía que se la llevaran. Los anteojos míos salieron volando ni sé adonde. Lo único que logré rescatar fue mi celular, que lo agarré lo más fuerte que pude”, detalló.

Sin embargo, la historia no queda ahí, pues Cristian cuenta que “en eso llegaron más personeros de seguridad y ya ahí logré salir corriendo, cuando llegué a uno de los accesos, cerraron la puerta. Ahí se me acercó otra persona hincha de Comunicaciones y me insultó, yo le dije tranquilo, que veníamos a ver fútbol, que éramos hermanos y quería disfrutar y en eso sacó un tubo de aluminio como de un metro y me metió tres tubazos en la cabeza, luego la gente del estadio reaccionó, no sabía cómo estaba mi esposa porque me estaban agrediendo, luego la vi en Cruz Roja”.

El manudo cuenta que miembros de la seguridad le expresaron que lo sucedido era su responsabilidad, situación que no comparte.

“Se acercó otra persona de seguridad y me dijo que era culpa de nosotros porque no podían venir, ‘es culpa de ustedes que los hayan agredido’, yo le dije que el comunicado decía de las barras estaban prohibidas. Me introdujeron luego en una ambulancia y estuvimos escondidos durante dos horas, nos decían que nos andaban buscando, nos pidieron que ni el celular encendiéramos”, dijo Cristian.

Para finalizar y poder salir del estadio, ambos requirieron de la colaboración de la policía.

“A las dos horas llegó una patrulla con dos personeros, les expliqué lo sucedido y nos dijo que denuncia no podíamos hacer porque no sabíamos quién nos agredió y yo quería que nos sacaran. Nos dijeron que no nos podían sacar la ambulancia porque nos volcaban. Entonces en eso un amigo me contacto con el cónsul, que me llamó y comenzó a coordinar con altos jefes de policía y no les quedó más que traer la patrulla y escoltarnos hasta el hospital San Juan de Dios, ahí me suturaron, compré medicamento”, explicó.

Eso sí, Castro se siente con miedo en estos momentos, pese a que está ya en un lugar seguro. 

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