Por Adrián Fallas |20 de diciembre de 2020, 21:44 PM

Este domingo finalizó uno de los capítulos más complicados de la centenaria Liga Deportiva Alajuelense. Atrás quedaron lágrimas y sinsabores. Este domingo Alajuelense se despertó de una pesadilla y abraza su copa 30.

Los rojinegros derrotaron a Herediano y con mérito -fueron los mejores en las dos fases del Apertura 2020- su feligresía se sacia en la alegría del primer campeonato desde el 2013.

Por segundo partido consecutivo los erizos fueron superiores a los florenses.

El inicio del partido no debió sorprender a nadie. Herediano se lanzó en ofensiva, encimó a los manudos y los encerró en su media cancha.

Pero el trámite era parecido a la segunda parte del juego de ida. Una Liga definiéndose agazapada, buscando la oportunidad para salir en contragolpe. Los de Jafet atacaban, pero eso no se traducía en peligro inminente en el marco de Moreira.

Poco a poco los de Carevic se percataron de que había posibilidad de salir en ofensiva y pusieron el caparazón defensivo a un lado para buscar el premio en el marco florense.

El gol llegó súbitamente, una juga rápida por la banda derecha, un centro y un remate de cabeza para Jonathan Moya.

Celebración, abrazos, euforia teñida de rojo y negro. Dudas, reproches, teñidos de rojiamarillos. Corría el minuto 30 y el cronómetro descontaba minutos y acercaba a los manudos al fin de la pesadilla.

En la complementaria Jafet limpió su banca de jugadores de corte ofensivo y los lanzó contra la última línea de los de Alajuela. Cuando los embates cruzaban la defensa siempre apareció Moreira para mantener el cero en el marco.

Los manudos pudieron capear la tormenta y al final triunfaron y le regresaron a su pueblo la felicidad de ser campeones.