Internacional

Seis presos armados toman rehenes y se suicidan en Taiwán tras protestar

Los seis reclusos también protestaron por los bajos sueldos que reciben por sus trabajos en la cárcel.

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Taipei, 12 feb (EFE).- Seis presos taiwaneses, que tomaron rehenes y se armaron, finalmente se suicidaron tras 14 horas de crisis y presentar una serie de protestas por supuesta imparcialidad de la justicia con políticos corruptos.

Los seis reclusos también protestaron por los bajos sueldos que reciben por sus trabajos en la cárcel, pero no hicieron daño alguno a los rehenes, el director de la cárcel y otro funcionarios, en el primer caso de este tipo en una cárcel de Taiwán.

Los prisioneros tomaron como rehenes a funcionarios tras pedir ser tratados médicamente y protestar por supuestos maltratos, y luego forzaron su entrada en la armería de la prisión, donde se hicieron con fusiles, pistolas y unas 200 cargas de munición, dijo el viceministro de Justicia Chen Ming-tang.

El alcaide de la prisión Talia de la ciudad portuaria de Kaohsiung, Chen Shizhi, y subdirector, Lai Chen-jung, se ofrecieron para intercambiarse por los funcionarios rehenes.

Los prisioneros pidieron vehículos y exigieron que se leyesen sus peticiones y protestas ante las cámaras de televisión, como condición para no dañar y soltar a los rehenes.

En la declaración, firmada por el dirigente de los amotinados, Zheng Lide, de 46 años y condenado a 18 años por asesinato, se acusaba de parcialidad al sistema judicial y se protestaba por la liberación del ex presidente Chen Shui-bian.

Chen Shui-bian, del opositor Partido Demócrata Progresista (PDP), condenado por corrupción, falsificación documental y blanqueo de dinero, fue liberado por motivos médicos hace aproximadamente un mes.

El director de la Agencia de Prisiones, Wu Hsien-chang, fue quien leyó las declaraciones de los reclusos ante las cámaras de televisión y mostró el texto manuscrito de las mismas, después de llegar a un acuerdo con los prisioneros.

El viceministro de Justicia de Taiwán, Chen Ming-tang, declaró no obstante que "nunca" se negociaría con los delincuentes y que no se les ofrecerían los vehículos que pedían.

Los seis reclusos habían sido condenados por robo, homicidio y tráfico de estupefacientes y cumplían condena en la cárcel de Taliao, que acoge a unos 3.000 prisioneros.

La prisión estuvo todo el tiempo acordonada por policías para evitar una posible fuga de los reclusos amotinados.