Por Teletica.com Redacción |Por AFP Agencia |19 de septiembre de 2016, 4:19 AM

Hasta hace muy poco el nombre de Paolo Macchiarini sobresalía siempre en el mundo de la medicina.

Su trasplante de tráquea artificial realizado en 2011 era considerado uno de los grandes avances médicos del siglo, pues era el primer paso hacia la revolución que significaría eliminar de los tratamientos la necesidad de un donante.

Cinco años después, sin embargo, la muerte de la mayoría de sus pacientes volvió a hacer de Macchiarini el centro de atención pero por las razones opuestas.

El italiano realizó tres operaciones de este tipo en Estocolmo: dos de los pacientes murieron y un tercero ha tenido que recibir tratamiento durante años.

Según la BBC Mundo, otros seis pacientes también recibieron tratamientos similares con esta técnica, cinco de ellos ya fallecieron.

Por ese escándalo otros dos médicos fueron separados de la asamblea del Nobel, ambos decanos del Instituto Karolinska, donde Macchiarini laboraba.

Varias investigaciones realizadas por el propio instituto y la prensa sueca revelaron que las prácticas del cirujano italiano no respetaban las reglas médicas y éticas fundamentales. 

La policía sueca lo investiga por homicidio involuntario, lo que podría suponer una pena de hasta seis años de cárcel.

El médico italiano también es sospechoso de haber mentido sobre sus estudios de investigación, certificando que había realizado pruebas en animales antes de haces trasplantes en seres humanos.

Otra investigación independiente identificó errores en el proceso de selección de Macchiarini. En ese informe se asegura que el italiano insistió en una técnica que mostró mínimos resultados y que sometió a los pacientes a peligrosos riesgos en una institución médica que con tal de sumar a un cirujano "estrella" ignoró sustancial evidencia de su falta de criterio.

Algunos casos

Según la BBC Mundo, el paciente que recibió el primer trasplante en 2011 era Andemariam Beyene, un estudiante de 36 años que vivía en Islandia.

Después de un fallido tratamiento contra un extraño tipo de cáncer, Beyene fue remitido por sus médicos de Islandia a los expertos en Hospital Universitario Karolinska.

Macchiarini le dijo a Beyene que la cirugía revolucionaria era su única posibilidad de supervivencia y lo convenció de aprobar el procedimiento.

El "andamio" sintético para la nueva tráquea de Beyene se hizo en un laboratorio en Londres. Se sembró con células madre extraídas de la médula ósea del paciente, luego se colocó en una máquina llamada biorreactor, donde se hace girar en una solución diseñada para estimular el crecimiento celular.

La idea era que estas células se dividieran y se convirtieran en células traqueales, básicamente los médicos estaban tratando de hacer crecer una nueva tráquea dentro del cuerpo de Beyene.

A fines de ese año Macchiarini y sus colegas escribieron en la revista The Lancet que Beyene tenía una "vía aérea casi normal" libre de infección y con tejido nuevo en crecimiento.

La publicación le envió una señal a la comunidad médica de que el "milagroso" proyecto de crecimiento e implantación de órganos sintéticos era un tratamiento viable.

En ese momento, dos nuevas tráqueas sintéticas se habían implantado. La primera (en una operación no supervisada por Macchiarini) fue a una joven británica; la segunda, realizada por el propio Macchiarini, fue implantada en un hombre estadounidense de 30 años.

Ambos pacientes sólo sobrevivieron unos meses. Al estadounidense no se le realizó autopsia, por lo que se desconoce la causa exacta de la muerte, pero lo que sí se sabe es que la tráquea sintética de la mujer británica no funcionaba bien.

El Hospital de la Universidad Karolinska paró el proyecto de Macchiarini en noviembre de 2013, pero continuó realizando los trasplantes como parte de un ensayo clínico en Rusia.

Mientras tanto, los informes sobre la salud del primer paciente, Andemariam Beyene, seguían siendo positivos. En un artículo de 2014 publicado en la revista Journal of Biomedical Materials Research, Macchiarini reiteró que contaba con una vía aérea "casi normal" un año después de la operación.

El problema es que en el momento en que apareció el artículo, Beyene también había muerto. Tras reiteradas infecciones, su tráquea sólo podía mantenerse abierta artificialmente. Su autopsia reveló la tráquea sintética se había soltado.