Con el pasar de las horas Nicaragua se desboca en lo que parece ser una imparable espiral de violencia que ya cobró la vida de cuatro personas, según confirmó el medio 100% Noticias.

Se trata de un hombre que recibió disparos en las cercanías del centro comercial Metrocentro, en Managua, aparentemente por parte de grupos leales al presidente Daniel Ortega.

El mandatario -quien no ha dado la cara desde que estallaron las protestas- enfrenta la peor crisis social en sus 11 años de mandato en esta empobrecida nación, que se volcó en contra una de una serie de reformas al sistema de salud del país.

Se trata de una serie de cambios impuestos por el gobierno -sin consulta de los diputados- para aumentar la cuota de los trabajadores y empleadores al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social y reducir en un 5% las pensiones actuales.

Numerosos videos que han llegado a la redacción de Teletica.com y Telenoticias muestran la magnitud de las protestas, que incluso han llegado hasta los pasillos de un importante centro comercial.

Ante el desborde por la cantidad de heridos hay casos de médicos y enfermeras voluntarios que atienden a los afectados en los templos católicos.

"Estamos en contra de estas reformas, que entienda este gobierno que está tocando el bolsillo de los nicaragüenses y jugando con el hambre de la gente", exclamó indignado Juan Bautista, quien acusó a los efectivos antimotines de atacarlos brutalmente porque "al dictador no le gusta que la gente se manifieste".

"El pueblo está cansado de esta represión", gritaba cerca otra señora.

Estudiantes de la Universidad Politécnica (Upoli) permanecían recluidos desde el jueves en la institución debido a la persecución policial, mientras que otros se refugiaron en edificios o residencias cercanas.

En Las Colinas, al sur de la capital, manifestantes levantaron pequeñas barricadas y con las manos en alto pidieron a los antimotines que no los reprimieran.

Cuatro medios televisivos independientes fueron bloqueados el jueves cuando transmitían las manifestaciones y este viernes dos de ellos continuaban fuera del aire.

Pobladores de algunos barrios de clase media de Managua hicieron sonar sus cacerolas la noche del jueves en rechazo a las reformas impulsadas por el gobierno. 

La líder de los campesinos que se oponen al proyecto de canal interoceánico, Francisca Ramírez, anunció que apoyarán las protestas populares, mientras el gobierno preparaba la movilización de sus partidarios para la tarde del viernes.

"Parecen vampiros"

La ola de protestas iniciada el miércoles dejó al menos tres muertos, dos jóvenes manifestantes y un policía, según la vicepresidenta y portavoz oficial, la primera dama Rosario Murillo. Un cuarto se sumó este viernes.

"Parecen vampiros reclamando sangre para nutrir su agenda política", expresó la esposa del presidente Ortega.

La policía reportó dos civiles heridos por impacto de bala el jueves, mientas la oposición daba cuenta de más de una veintena de lesionados en los disturbios de los últimos dos días.

La organización de escritores Pen Nicaragua denunció que al menos 11 periodistas fueron agredidos cuando cubrían la manifestaciones.

"Hacemos un llamamiento a las autoridades nicaragüenses para que actúen para evitar nuevos ataques contra manifestantes", demandó en una nota la portavoz del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Liz Throssell.

El gobierno suspendió las clases y mantenía en las calles a los efectivos antimotines pese a los llamados al diálogo que han hecho los empresarios, que también han manifestado su inconformidad con las reformas del gobierno.

Miguel Mora, director del canal privado 100% Noticias, que fue bloqueado, acusó a Ortega de aplicar la misma censura que impuso en los años 80 durante la Revolución Sandinista.

Cuando Ortega regresó al poder en 2007 prometió que "jamás volvería a censurar a un medio de comunicación y hoy lo está haciendo", dijo Mora al canal 14.

 - Reacción inesperada -

Las manifestaciones tomaron por sorpresa al gobierno, que había logrado hasta ahora disuadir las protestas mediante la influencia que su partido ejerce sobre el aparato público y militar.

"Es una protesta que nació de las bases, no hay un movimiento, ni partido político" que la dirija, y "creo que agarró al gobierno fuera de base, no esperaban esta reacción", explicó a la AFP el sociólogo, economista y analista político independiente Oscar René Vargas.

"Es una protesta nacional porque las reformas al seguro de pensiones afectaran directamente a un millón de nicaragüenses y a otros dos millones de manera indirecta", agregó.

Según analistas, la población ha soportado en silencio el encarecimiento de la vida por las constantes alzas de los combustibles, de las tarifas de luz, despidos en el sector público y reducción de beneficios sociales a raíz de la caída de la cooperación venezolana.

La gente también ha expresado inconformidad con la respuesta oficial al reciente incendio en la reserva forestal Indio Maíz y con las irregularidades en los procesos electorales, que según la oposición han sido amañados para favorecer al oficialismo.