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La política de inmigración, primer roce en la coalición del gobierno de Merkel

En su defensa, los líderes de la CSU destacaron hoy que su objetivo es evitar abusos y que sólo quieren que se respete el derecho comunitario...

2 de enero de 2014, 2:44 AM

(EFE).- La pretensión de los conservadores de Baviera (sur de Alemania) de restringir el acceso de los inmigrantes al sistema de prestaciones sociales germano ha provocado el primer roce en la coalición de Gobierno de la canciller, Angela Merkel, con el Partido Socialdemócrata (SPD).

En declaraciones al diario Süddeutsche Zeitung, el ministro de Asuntos Exteriores, el socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier, advirtió hoy de que "no se pueden sacrificar las grandes conquistas europeas en el altar del populismo político" y subrayó que "la libertad de movimiento de los trabajadores es una parte irrenunciable de la integración" comunitaria.

"Alemania se ha beneficiado de ello de manera extraordinaria y mucho más que otros países", recordó Steinmeier a la Unión Socialcristiana (CSU), el ala bávara de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel y tercer partido en el gobierno de "gran coalición" suscrito a finales de año.

Las propuestas de la CSU, que el partido debatirá la próxima semana en un congreso, parten del temor de que el país se convierta en destino de la que denominan "inmigración de la pobreza", ante la apertura de las fronteras a los trabajadores búlgaros y rumanos.

Para evitarlo, los conservadores bávaros plantean suspender el acceso a las prestaciones sociales durante los primeros tres meses de estancia del inmigrante en el país y actuar de forma más contundente contra los defraudadores, expulsarles del territorio alemán e impedirles que vuelvan a entrar en él.

Steinmeier se mostró convencido de que limitar la libertad de movimiento de los trabajadores en la UE "daña a Europa y daña a Alemania".

"En estos momentos vienen a nuestro país muchos jóvenes del sur de Europa para estudiar y trabajar con nosotros. Nos aprovechamos de ello y supone además una ayuda a sus países de origen", apuntó.

En la misma línea y aún más crítico, el secretario de Estado para Europa, Michael Roth, también socialdemócrata, rechazó las "necias palabras" de los líderes de la CSU y les acusó de no entender Europa.

Tras recordar que el vigor de la economía germana se asienta precisamente en la apertura de los mercados y la libertad de movimiento, exigió profesionalidad al gobierno de Berlín y consideró que "ése no es el nivel con el que debería trabajar la gran coalición".

En su defensa, los líderes de la CSU destacaron hoy que su objetivo es evitar abusos y que sólo quieren que se respete el derecho comunitario, que permite restringir el acceso a las prestaciones sociales durante los primeros tres meses de estancia del inmigrante en el país.

La CDU de Merkel intentó rebajar el nivel de la polémica y uno de los vicepresidentes del partido, Armin Laschet, insistió en que la inmigración de rumanos y búlgaros será "beneficiosa" en una sociedad cada vez más envejecida como la alemana.

Para La Izquierda, principal partido en la oposición tras el acuerdo de gran coalición, la actitud de la CSU es una muestra de "racismo" que podría incluso torpedear el recurso presentado por el Bundesrat (cámara alta alemana) ante el Tribunal Constitucional para ilegalizar el partido ultraderechista NPD.

A su juicio, un partido de gobierno no puede lanzar una campaña para defender la expulsión del país de quienes abusen de las prestaciones sociales con el lema "Quien defrauda, vuela", eslogan demasiado parecido al que escogió el NPD en su campaña antiinmigración: "Buen vuelo a casa".