“Me interné por una cirugía menor de várices y salí con la pierna amputada”
Adelia Zamora logró superar una amputación, dos tipos de cáncer, un divorcio y hoy comparte su testimonio de vida.
Adelia Zamora Vázquez es una costarricense que vivía su vida como cualquier otra persona. Tenía un buen matrimonio y un hijo de apenas año y medio cuando se tuvo que se someter a una pequeña cirugía de várices en el Seguro Social, algo que no implicaba mayor riesgo, pero que tras una mala praxis terminaría con la amputación de media pierna izquierda.
A pesar de la difícil situación que vivió, esta mujer no se rindió: decidió tomar las riendas de su vida, estudió, logró entrar a trabajar en el Poder Judicial y salió adelante en medio de la dificultad.
Posteriormente, se enfrentó a dos tipos de cáncer: primero uno en el colon y luego otro en el hígado. Además de un divorcio y salir avante con su hijo pequeño. Hoy, ella motiva a personas que estén pasando por diferentes problemas o pérdidas en sus vidas.
Llevó su caso a los Tribunales y marcó un precedente en el país: ganar el primer juicio por mala praxis contra el Seguro Social, en 1981.
Teletica.com conversó con esta mujer, quien ya disfruta de su jubilación. A continuación, le presentamos su historia.
Cuénteme sus testimonio...
A la edad de 23 años yo era ama de casa, estaba casada, con un hijo de año y medio, y por un problema circulatorio (várices primerizas), según diagnóstico médico, decidí tratarlas a tiempo y me interné para una cirugía sin riesgo alguno, pero la fatalidad llegó a mi vida en enero del año 1981.
En la operación sufrí por error médico, una mala praxis: ligaron la arteria femoral de mi pierna izquierda con la vena, o sea, confundieron la vena por la arteria, consecuencia que me puso en extremo delicada 25 horas después (se demostró en juicio por denuncia posterior). Me volvieron a intervenir al día siguiente y, al darse cuenta de su error, trataron de corregirlo, pero con tan mal ventura para mí: la irrigación de sangre no llegó a los dedos del pie, me entró gangrena y por esa causa me amputaron la pierna.
Una tristeza y frustración inmensa entró en la familia y de mi parte decía en ese momento, siendo joven vanidosa con un hijo pequeño y un esposo, 'esto no lo soportaré, me vuelvo loca o al cementerio, ya no sirvo para nada' y solo quería morir.
Pero Dios en su infinita Misericordia tenía un propósito, un plan divino que me levantó como las águilas y me llevó a cumplir en mi vida grandes metas. Hasta el día de hoy digo 'con las fuerzas de Dios, no con las mías'.
Cuando me amputaron la pierna no me cosieron, sino que me hacían curaciones todos los días despierta, eran muy dolorosas, además fui sometida a trece cirugías más en el quirófano. Estuve internada más de tres meses y eso porque pedí la salida, hasta cicatrizar por completo la herida.
Al salir del hospital empezó mi vía crucis por la vida, lloré y lloré porque decía 'entré con dos piernas al hospital bien y salí amputada', me sentía fracasada, mutilada, sin ilusión, sin deseos de vivir, ¿qué iba a ser de mi vida en una silla de ruedas, mi esposo, mi hijo pequeño?
¿Cómo fue el proceso de sanación física, mental y emocional?
El milagro se dio un día antes de mi amputación, mi tía Olga envió a la señora Bitza Borges (si no me equivoco es su nombre correcto), en ese tiempo predicadora muy conocida en el medio. Me dijo 'me envió su tía, voy a hacer una oración para su sanidad o resignación', hizo la oración y me ungió con aceite de la Virgen de Lourdes. Dije 'mi vida está en las manos de Dios'.
Al día siguiente amanecí sorprendentemente feliz, cantaba canciones de alabanza (soy cristiana católica, desde muy joven fui muy creyente y practicante carismática, catequista activa en la Iglesia), por ende, agradecí a Dios por enviarme a ese ángel de consuelo y darme fe para seguir adelante con mi vida.
Además, una psiquiatra que me visitaba mientras estuve internada me dijo 'debe tener deseos de vivir para ver crecer, velar y cuidar por el bien de su hijo, solo una madre protege a sus hijos como leona a sus cachorros', y con eso me quedé con Dios por delante y por amor a mi hijo decidí enfrentar la vida con valor.
Dios ha sido la esencia, mi motor, mi luz, mi todo. Hasta el día de hoy han pasado cuarenta años, mi hijo tiene 41 años, tengo tres nietos: un varón de 24 años, dos nietas de 20 y 15 añitos.
¿Sale adelante con una amputación y el cáncer le toca la puerta?
En el transcurso de esos 40 años he sufrido infinidad de problemas, he sido atacada en mi vida personal, de salud, económica, he sido probada en todas las formas, duelos para citar previamente: divorcio, mi hijo tiene un problema cardiaco, además, mi hijo y una nieta (la mayor) iban a quedar ciegos por una enfermedad congénita, la muerte de mis padres y suegros, a quienes amé muchísimo. Me enfermé de cáncer de colon, después en el hígado (extrajeron la mitad de mi hígado y vesícula), mi hermana también con cáncer... Increíble, ¿verdad? Pero de toda y cada tragedia citada, Dios ha hecho maravillas, doy fe de que escucha nuestro clamor, está ahí acompañándonos en cada momento de aflicción y victoria, está vivo y hace milagros.
¿Cómo continuó su vida después del proceso de recuperación?
Con una prótesis (pierna artificial) de última tecnología es una maravilla, camino y hago una vida normal, por medio de mi exesposo llegó esa bendición. Después de mi divorcio estudié unos cursos de computación, logré trabajar en el Poder Judicial de Goicoechea, San José, por casi veinte años: en Juzgado Penal, Tribunal Penal y finalmente en administración, donde logré jubilarme.
Aprendí a manejar carro cuando me divorcié, después de cuatro años de mi accidente con la pierna, le dejé la casa a mi exesposo y no le puse pensión, pero con la ayuda de Dios me hice de casa, de carro y logré pensionarme en el Poder Judicial. Mi hijo y nieta fueron operados de la vista y hoy ven perfectamente bien, 20-20, después de dos años de mis cirugías antes mencionadas, del cáncer y quimioterapia, hoy estoy extraordinariamente sana y con mi hígado extraído ya restaurado en su totalidad.
Menciona usted que, a pesar de divorciarse, lleva una buena relación con su exesposo...
Con mi exesposo llevo una linda amistad, me ayuda mucho en todo lo que necesito. En todo ese recorrido de adversidades, agarrada de la mano de Jesús y María Santísima, la Trinidad Divina no me ha desamparado. Le doy gracias siempre porque, a pesar de todo, soy una mujer feliz y llena de gozo y amor, realizada puedo decir al cien por ciento. Por eso doy gloria a Dios porque con Él todo es posible.
¿Cómo hace una persona para salir adelante en los momentos más difíciles de su vida, por ejemplo, en el momento que usted más complicada o sola se encontraba?
He salido adelante en mis momentos más difíciles porque mi medicina en la Sagrada Escritura, la Eucaristía, Rosario, visitas al Santísimo y oración. Aprendí a decir 'hágase tú voluntad, pero dame la fuerza que necesito y trátame como a la niña de tus ojos'. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Que el Espíritu Santo sea mi guía y luz en mis momentos de oscuridad y dolor, y que su gracia me baste. Para Dios no hay imposible (milagros, citados uno a uno), lo demuestro con mi expediente clínico y del juicio de los hechos reales narrados.
¿Cuánto duró su recuperación?
El proceso de recuperación fue como de dos años desde la rehabilitación hasta la sanación mental y espiritual.
Los primeros seis meses fueron muy duros porque, como te conté con anterioridad, a mí no me cosieron, entonces tuvieron que hacerme puras curaciones, luego de eso venía el intento para usar la prótesis.
Había un pedacito que no me quería sanar y me imposibilitaba dar paso por el dolor, entonces el doctor me dijo 'tenemos que operar de nuevo y pídale a Dios que esta sea la última cirugía porque no se le pueden hacer más, ya que usted no resistiría' (ya me habían hecho nueve operaciones antes).
Yo me encomendé al señor y la operación fue la última y fue un éxito, después de ahí ya comencé mejor el proceso de la prótesis, me decían primero use muletas, luego el bastón, pero yo no quería, yo me tiré a pista de una vez, porque quería salir adelante.
¿Cómo fue el proceso del juicio?
Se denunció penalmente al Hospital San Juan de Dios y a la CCSS por mala praxis, el primer juicio en la historia de Costa Rica en ese ámbito, difícil de ganar, pero no imposible y lo ganamos.
El juicio fue el mismo año, 1981, duró tres años y fue uno de los casos más sonados en Costa Rica en aquel entonces.
Mi exesposo se fue a consultar a un médico privado y metió presión porque yo estaba muy mal, al día siguiente como ocho médicos llegaron para decirme la mala noticia, de que había una mala praxis y que me tenían que apuntar varios dedos, en ese momento no me decían que era toda la pierna, yo quedé en shock.
En el juicio se demostró que cuando me estaban operando el médico a cargo se tuvo que ir a atender una situación familiar y puso al doctor residente a operar la otra pierna, con tan mala suerte para mí que él al palpar la entrevena y arteria, al hacer la incisión cogió la arteria y cuando se quedó pegada y vio que no pasaba, pensó que se había atorado y comenzó a jalar y jalar y jamás iba a salir porque venía por vena, hasta el día siguiente que me puse súper mal y me volvieron a llevar y se dieron cuenta del error que habían cometido.
En el juicio también se demostró que hubo negligencia, impericia, descuido, entre otros. Ellos comenzaron a alegar que era un mal congénito, entre otras cosas que no demostraron.
En los años que duró el juicio el primero lo gané yo siempre, pero se ganó lo penal y lo civil; pero no se sabía quién fue el responsable y no se condenó a ningún médico.
Fue cuando se fue a Casación que lo anularon y se hizo un juicio nuevo y ahí sí se demostró quien había sido el culpable con todas las consecuencias.
Mi caso sirvió para que más personas avanzaran y se animaran a denunciar malas praxis. Después de eso comenzaron a llegar los juicios por casos similares. Estamos hablando ya de casi 40 años de que pasó esto.
¿Qué mensaje le daría usted a las personas que pasan por un proceso similar al suyo?
Mi mensaje es en el momento de prueba: es normal y necesario llorar hasta gritar y renegar si es el caso de frustración y/o depresión para aliviar la pena. Dios entiende ese dolor, cito a Josué 1,9, pero después orar incesantemente de día y noche si es posible es un bálsamo a nuestro sufrimiento.
¿Se puede salir adelante en medio de la crisis?
Sí se puede salir adelante en medio de la prueba. Nos componemos de alma, espíritu, mente y cuerpo. Si confiamos en Dios plenamente, pedimos aumente nuestra fe que se compara como la semilla de mostaza tan pequeña, se moverían montañas, se puede con oración constante: personas positivas, creyentes y temerosas de Dios que den fe como la doy yo.