Tía Zelmira: Los malditos periodistas
El Periodismo es castigado cada vez más por escandalosos de oficio.
Rogelio Benavides / [email protected].
Cumpleañeros
Saludo especialmente a Cynthia Moya, quien cumple años este viernes 19 de enero, al igual que mi amigo el talentoso músico Mario Campos. Otros cumpleañeros son el presentador Randy Allen (cumple el 20 de enero),
El abogado y empresario Orlando Guerrero (21), el músico Kin Rivera (21), la periodista Adriana Durán (21), la presentadora Verónica González (22), el periodista Ricardo Lizano (22), el periodista Otto Vargas (22), la modelo Cindy Cascante (23), el famoso DJ Milory (23), el diseñador Vanvas Ureña (23), la galerista y curadora de arte Alma Fernández Tercero (24), la chef Viviana de Echandi (24) y el empresario gastronómico limonense Ricardo Barthley Martin (24).
Los malditos periodistas
El periodismo es castigado cada vez más por escandalosos de oficio. Un influenciador la emprendió contra la periodista Janeth Valverde, de Telenoticias, Canal 7, porque se negó a que la grabara mientras ella hacía un informe; además, le preguntó si podía tomarse una foto con ella, porque era su admirador.
El 2 de enero, la reportera andaba trabajando, hacía un reporte sobre un tema de actualidad, debía concentrarse, probablemente tenía la presión de la inmediatez y de la primicia; necesitaba improvisar, dar información precisa, ofrecer datos puntuales y, además, verse bien en cámaras, a pesar del ruido del entorno.
Cuando Janeth empezó la tarea, apareció un joven y ella, tajante, seria y determinada, le pidió que no le grabara. Probablemente, se puso nerviosa, no sabía quién la grababa y con qué fines (recordemos que ahora anda mucho narcofotógrafo suelto y centenares de troles están al acecho).
La comunicadora no sabía si el intruso subiría la grabación de su noticia antes de que ella lograra difundirla en Telenoticias. Para los periodistas, la inmediatez, la primicia, la claridad y la relevancia son básicas.
No conozco a mi colega Valverde, nunca la he tratado, no soy su amigo ni su contemporáneo, ni siquiera fui su compañero universitario. Sin embargo, cuando sale en Telenoticias me gusta la seriedad y el profesionalismo de su desempeño; siempre valoro el contenido y la forma de sus entregas.
La he visto transmitiendo sucesos, notas de salud, de economía, del estado del tiempo y de los fenómenos naturales. Nunca la he visto jugando de viva, de diva o creyéndose más. Es humilde, certera y muy aplomada. Bien por ella que aprovechó los años en la universidad para obtener las herramientas necesarias para desempeñarse con excelencia y ganarse el sustento.
Para escribir este comentario no hablé con Janeth; no quise molestarla con un tema que le debe haber causado mucha molestia en su momento. No estimé conveniente saber su opinión, porque siendo una profesional, ya debe haber olvidado ese capítulo y debe estar concentrada en sus nuevas tareas.
Los periodistas, que andan averiguando de todo por todos lados, se enfrentan diariamente al rechazo de funcionarios, policías, guaruras, guardaespaldas, “jefes” de prensa y gente que entorpece su labor. Muchos han sido golpeados, a otros les han decomisado o estropeado el equipo de trabajo y otros han sido acusados judicialmente por cumplir su trabajo.
Como si fuera poco, ahora surgen estos personajes de las redes sociales, interesados en crear escándalo y polémica para ganar notoriedad, aumentar seguidores y conseguir más patrocinadores, esa es su meta inmediata, lo demás ni les preocupa ni les importa.
En declaraciones a La Esquina 506, el mencionado influencer, dijo que cuando se topó a la hermana de Miss Costa Rica, Lisbeth Valverde, “la famosa Janeth Valverde, a quien admiro y pues vamos a ver si nos da una foto”.
Entonces lo suyo fue una ocurrencia producto de la casualidad de que la reportera fuera hermana de la actual Miss Costa Rica, porque a los influencers les interesa más lo de los concursos de belleza, que lo relacionado con periodistas. Según el sujeto, aunque era gran admirador de Janeth, después de aquel incidente dejó de serlo. Lo anterior significa que en realidad no la admiraba tanto y que lo de pedirle la foto fue una ocurrencia del momento.
Durante el incidente, Janeth Valverde dijo que ella era periodista y no una figura pública. Tiene razón, ella estaba ahí para un tema específico, buscando una información para transmitirla por televisión. Ella no es figura, ella no es la noticia, ella es la trabajadora en busca una información y tiene que hacerlo de la mejor forma posible, porque ese es su trabajo, de eso vive, eso le da de comer, nadie más.
Como dijo el finado Umberto Eco, las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban solo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos eran silenciados rápidamente y ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los idiotas, no lo digo yo, lo dijo el gran teórico y gurú de la comunicación.
Las redes les han dado a los usuarios una oportunidad de opinar, de retroalimentar, de tener acceso a las noticias y también suministrar sus propias “noticias”. Toda esta democratización de la información, esta libertad, está bien; el problema es el libertinaje y el uso indiscriminado e irresponsable de las mismas.
Con respecto a lo de figura pública y a quienes les pueden tomar fotos aunque no quieran, le dejo un dato: de acuerdo con el artículo 47 Código Civil, la fotografía o la imagen de una persona NO puede ser publicada, reproducida, expuesta ni vendida en forma alguna si no es con su consentimiento, a menos que la reproducción esté justificada por la notoriedad de aquella, la función pública que desempeñe, las necesidades de justicia o de policía, o cuando tal reproducción se relacione con hechos, acontecimientos o ceremonias de interés público o que tengan lugar en público.
Además, el artículo 48 Código Civil dice que si la imagen o fotografía de una persona se publica sin su consentimiento y no se encuentra dentro de los casos de excepción previstos en el artículo 47, aquella puede solicitarle al juez como medida cautelar sin recursos, suspender la publicación, exposición o venta de las fotografías o de las imágenes, sin perjuicio de lo que resuelva, en definitiva.
Las críticas contra la periodista Janeth Valverde inundaron casi de inmediato las redes antisociales, la trataron de arrogante, grosera y de todo cuanto se les ocurrió. Laceraron a una persona que no conocen, injuriaron a una muchacha que se gana la vida ejerciendo su profesión de periodista, después de todo para eso estudió. Muchos aprovecharon la oportunidad para cuestionar a Telenoticias y a todos cuantos trabajan ahí. Y ni qué decir de los troles que aparecieron como moscas para decir más de lo mismo. ¿Y el influencer? Vio crecer el número de seguidores, ahora tendrá más patrocinadores, mientras sueña con tropezar con otro tema que genere escándalo, aunque para eso tenga que lastimar, ensuciar y destruir a quien sea y por lo que sea.
No se presta el bolígrafo
No puede prestar el bolígrafo, si lo hace se expone a una pena, según se pueda comprobar con lo que grabe la omnipresente cámara de vigilancia, según la encargada de un puesto de lotería en un centro comercial con nombre de plaza y apellido cafetalero. El sábado tenía que cambiar un par de pedacillos de lotería y me dirigí al lugar indicado. Cuando llegué no había fila —casi siempre hay— entonces aproveché y me coloqué de inmediato frente a la ventanilla, sin leer el rótulo con un par de advertencias y que especificaba que no tenían “lapiceros”. Cuando presenté la lotería, la funcionaria me dijo que debía firmarla y al pedirle un bolígrafo, me dijo que no me lo podía prestar porque le tenían prohibido hacerlo y que la vigilaban constantemente por una cámara y si no acataba aquella directriz, podría tener problemas con la administración.
Salí a una tienda cercana y una amable muchacha me prestó el bolígrafo; me salvé que ese día no había fila, de lo contrario habría perdido mi campo, como también lo advierte el letrero: “Por favor, al llegar a ventana tener la lotería firmada, de lo contrario pierde su turno en fila (no contamos con lapiceros)”. Ella sí tenía un bolígrafo, que al final me dio para que firmara el recibo, pero para el resto de trámites no quiso facilitármelo. He visitado sitios para diversos trámites en los que hay que llenar formularios o firmar documentos y en todos ellos hay un bolígrafo, bien pegado y amarrado, pero hay.
Eso es todo, los quiere Tía Zelmira, la que todo lo mira.