21 de octubre de 2016, 12:28 PM

Margaret Boehmer, una madre estadounidense de Texas, nunca pensó que su hija, Lynlee Hope, debía nacer dos veces para poder continuar con vida.

A las 16 semanas de embarazo Boehmer recibió una de las peores noticias que le pueden dar a una mujer, el bebé que cargaba en su vientre sufría de un extraño tumor.

La masa era tan grande que la vida de la pequeña corría riesgo en el vientre de su madre.

Incluso los médicos del Hospital Infantil de Texas, aseguraron que el tumor estaba tratando de crecer absorbiendo el riego sanguíneo del bebé, pero el feto también estaba tratando de crecer.

A las 23 semanas de gestación, el tumor estaba causando daños en el corazón, por lo que había que escoger entre dejar que el tumor se apoderada de todo el cuerpo del bebé o darle la oportunidad de vivir.

Cinco días después cuando el tumor era casi tan grande como el feto, se llevó a cabo la operación fetal, que duró alrededor de cinco horas en el Hospital Infantil de Texas.

El tumor era tan grande que tuvieron que sacar al bebé del útero y una vez terminada la operación, volver a introducirlo.

La madre tuvo que mantenerse en reposo el resto del embarazo. Cerca de la semana 36 de gestación, Lynlee Hope nació por segunda vez.

Tras nacer, la bebé se enfrentó a otra cirugía para terminar de quitarle los restos del tumor, operación que resultó exitosa y ahora la pequeña vive una vida normal junto a su familia.