José León Sánchez es el escritor costarricense más reconocido en el mundo
Su historia es extraordinaria, pero se escribe con dolor.
Don José León Sánchez dice que Costa Rica le dio una rosa que no merece, pero que la deshoja en agradecimiento.
El primer pétalo es para México, nación que le quitó el hambre. El segundo pétalo es para René Picado, quien le regaló un papel y un lápiz con los que escribiría su primera obra; La Isla de los Hombres Solos.
Tiene 90 años y en este 2018 recibirá el Premio Magón, el más sobresaliente de la cultura tica.
Su historia es extraordinaria, pero se escribe con dolor.
Tenía apenas 21 años cuando su vida dio un giro. Lo acusaron de robar joyas de la Basílica de los Ángeles y matar a un guarda del templo. Un juez lo sentenció a 45 años de cárcel.
Luego de 30 años en prisión, 13 de ellos en San Lucas, diez jueces lo absolvieron. Fue libre. Él no era el responsable.
La Iglesia Católica le pidió perdón por medio del Papa Juan Pablo II.
Pero salió de la cárcel sin rencor.
Tenochtitlan, uno de sus libros más reconocidos en México y en el mundo, ha sido traducido hasta en chino. Relata como ningún otro libro la historia de los conquistadores desde la perspectiva de los derrotados aztecas.
Los presidentes mexicanos lo regalan cuando van de visita a otro país.
El prólogo es escrito por el Premio Nobel en Literatura, Gabriel García Márquez.
También le escribió un libro a Chavela Vargas, su amiga, de quien guarda un enorme cariño.
Recuerda siempre que Vargas añoraba que ningún niño pasara hambre y que se arrepentía de haber dejar de tomar.
Ahora, a sus 90 años, don José no para. Alista un libro que, asegura, cambiará parte de nuestra historia. Se trata de Quipu, escrituras elaboradas por los indígenas de Costa Rica decenas de años antes de que los españoles aprendieran el Castellano.
El texto cuenta con certificaciones prestigiosas, tales como el Instituto Smithsonian de Washington.
Además, se acaba de estrenar una obra de teatro en Estados Unidos llamada 15 minutos de sol, en homenaje a José, quien alguna vez llegó a romperse el brazo para tener al menos esos minutos de luz en San Lucas.
Es una leyenda viviente. Un costarricense universal.