Madres católicas, hijos evangélicos: el dilema de la religión en las familias ticas
Un estudio revela que cada vez más jóvenes abandonan el catolicismo y adoptan el evangelismo. ¿Cómo afecta este cambio a las dinámicas familiares?
Periodista: Rubén McAdam
El panorama religioso en Costa Rica está cambiando. Aunque históricamente el catolicismo ha sido la fe predominante, cada vez más jóvenes optan por el cristianismo evangélico, alejándose de la tradición de sus familias. Un estudio de la Universidad Nacional (UNA) reveló que, aunque 7 de cada 10 costarricenses son criados en la fe católica, solo 5 mantienen esa creencia en la adultez.
La mayor migración religiosa ocurre entre los jóvenes de 18 a 24 años. El informe detalla que 4 de cada 10 personas en ese rango de edad se identifica como cristiano evangélico, un porcentaje considerable si se toma en cuenta que solo 3 de cada 10 fueron educados en esa fe desde la infancia. La transición ocurre en la adolescencia o adultez joven, marcando un quiebre generacional en las creencias familiares.
El equipo de Calle 7 Informativo visitó la iglesia de Barva, en Heredia, donde conoció a doña Carmen Montero, quien enfrenta este fenómeno en su hogar: "Tengo cuatro hijos. Tres son católicos y uno se me desvió. Por la mujer que tiene van a otra iglesia. Es duro, porque los crie con el catolicismo, los bauticé, hicieron la confirmación y la primera comunión", relató con nostalgia.
Este cambio religioso no es aislado. Según el filólogo y profesor de religión católica, Daniel Víquez, la secularización es una de las razones principales.
“Podría mencionar como la causa principal al proceso de secularización, es decir la religión la práctica religiosa está dejando de estar presente en muchos elementos culturales y sociales para que las personas estén menos adecuadas y expuestas a las prácticas religiosas”, explica Víquez.
El estudio también reveló que solo 2 de cada 10 costarricenses se identifican como creyentes y que únicamente 30 de cada 100 católicos asisten a misa semanalmente. Estos datos reflejan un declive en la práctica del catolicismo y un auge del evangelismo, especialmente entre las generaciones más jóvenes.
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