"Toda Venecia quiere saber qué tengo bajo mis pantalones": El primer gondolero transgénero de Italia
Por cerca de 1.000 años, todos los gondoleros de Venecia fueron hombres. Pero Alex Hai echó por tierra con esa tradición en dos ocasiones.
Hace unos años, en 2008, Alex Hai se hizo un lugar en la historia al poner patas arriba casi 1.000 años de tradición y convertirse en la primera mujer en ganarse la vida empujando una góndola, esas elegantes, alargadas y silenciosas embarcaciones que surcan los canales de Venecia.
Aquello fue un hito conseguido con dolor y sufrimiento. Para lograrlo, Alex tuvo que luchar contra el machismo de sus colegas varones, contra la discriminación y soportar nueve años de juicios que lo que buscaban era impedirle conducir una góndola.
Pero ahora, a sus 51 años, Alex consiguió volver a inscribir su nombre en los anales de Venecia y del gremio de gondoleros.
La primera mujer gondolera en los al menos 924 años de existencia que tienen esas embarcaciones se ha sometido a una operación de cambio de sexo y se ha convertido ahora en el primer transgénero en surcar los canales de Venecia.
Hablamos con este alemán criado en Estados Unidos y establecido en Venecia desde hace 22 años a bordo de Pegasus, su góndola.
¿Cuándo y por qué decidió que quería ganarse la vida conduciendo una góndola?
La primera vez que puse el pie en una góndola fue el 11 de junio de 1996, sólo con la intención de sentir la emoción y experimentar la sensación visual de viajar en ese tipo de embarcación.
Fueron los propios gondoleros los que me sugirieron y luego me insistieron diciendo que yo debería convertirme en uno de ellos.
¿Qué resulta tan fascinante de conducir una góndola?
Guiar una góndola es como remar en el pasado, es una acción repleta de poesía visual. Y además a mí me gusta hacer feliz a la gente.
Durante casi 1.000 años los gondoleros fueron única y exclusivamente hombres, y usted era mujer cuando comenzó a llevar una góndola ¿Fue duro?
En realidad yo nunca he sido una mujer, sino un hombre en un cuerpo de mujer. Todo iba al principio bastante bien hasta que la presión sobre mí comenzó a aumentar.
¿Pero sufrió discriminación por convertirse en la primera mujer gondolera de la historia?
La discriminación existió, pero a todos los niveles. Los medios de comunicación, por ejemplo, no fueron justos: me cambiaron el nombre de Alex por el de Alexandra para subrayar que yo era una mujer.
Nadie me preguntó qué era. Y eso creó una imagen mía equivocada que pensé que nunca podría enderezar.
¿Qué fue lo más duro de ser una mujer gondolera?
No serlo. Se me veía como algo que yo no era y no podía sentirme orgulloso porque era una mentira.
Cuando usted era mujer sus colegas gondoleros la llevaron a juicio para tratar de evitar que alguien que no era un hombre formase parte de ese gremio. ¿No tuvo la tentación de tirar la toalla y de olvidarse de las góndolas?
Se lo repito: ¡Yo no era una mujer sino un hombre atrapado en un cuerpo de mujer!
En cualquier caso, y para responder a su pregunta, sí, estuve tentado todo el tiempo de tirar la toalla pero el destino fue más fuerte.
Me habría encantado rendirme y haber llevado a cabo mi transición (a hombre) tranquilamente en algún lugar donde nadie me conociera.
Pero, por otro lado, había trabajado muy duro para convertirme en gondolero y Venecia, contra todo pronóstico, lo había reconocido.
Usted se sometió el año pasado a una operación de cambio de sexo para convertirse en hombre, ¿no es así?
Se llama cirugía de reasignación de género.
Ha comentado varias veces durante esta entrevista que era un hombre atrapado en un cuerpo de mujer. ¿Cuándo comenzó a sentir eso?
Me di cuenta cuando no era algo popular (sonríe), cuando tenía dos años. La gente comete varios errores cuando trata de entender a un transgénero.
El primero es pensar que se trata de un hombre o de una mujer que decide convertirse en alguien del sexo opuesto, cuando es justo al revés.
Un transgénero desde que nace siente que su género es lo contrario a lo que indica su aspecto.
Es por eso por lo que la operación se llama cirugía de reasignación.
Y el segundo error consiste en pensar que se trata de una elección y que es algo que hoy en día está 'de moda'. No hay elección posible y desde luego no se trata de una moda.
Es un proceso muy doloroso y nadie se metería en esto sin un motivo muy sólido.
Usted viajó a California para someterse allí a la operación de cambio de sexo, a la cirugía de reasignación de género. ¿Por qué no se hizo esa intervención en Italia, país en el que vive desde hace ya varios años?
La administración italiana, los terapeutas y los médicos no están al día en lo que se refiere a salud transgénero.
Además yo quería lo mejor y lo más rápido y en Italia el proceso es terriblemente lento. Yo no quería perder un segundo más de lo necesario.
No quería perder el tiempo teniendo que explicarle a un endocrino italiano lo que es el transgénero, quería un endocrino que me dijera a mí lo que necesitaba teniendo en cuenta mi carácter, mi ADN, mi metabolismo, mi salud…
Quería un cirujano apasionado por su trabajo, no un cirujano al azar que hace este tipo de operaciones solo porque hoy se hacen.
Ya cambiar mis documentos italianos fue una odisea. Hubo momentos en los que llegué a recibir dos facturas siendo una sola persona…
Ahora que se ha convertido en el primer gondolero transgénero, ¿sufre otras formas de discriminación?
Soy una figura pública y no fue nada fácil dar este paso. En ese sentido quiero dar las gracias a mi terapeuta, la doctora Alexis Ungerer, por el excelente apoyo y consejos que me ha dado.
Respecto a su pregunta, le diré que sigo luchando para que los venecianos no cometan errores respecto a mi género.
Resulta más difícil cambiar una imagen creada que cambiar la realidad. De repente, toda Venecia quiere saber qué tengo bajo mis pantalones, cómo funciona, si funciona, si puedo reproducirme… Me siento como un animal del zoológico.
Una mujer sufre discriminación en muchos niveles, el machismo se ha convertido en un comportamiento cultural irreflexivo cuya gravedad la mayoría de los hombres ignora porque ningún hombre, ni siquiera un hombre transgénero, puede imaginar, ni siquiera levemente, pasar por algo similar.
Por ejemplo: si una mujer comete un error, inmediatamente es vista como una inútil. Pero de un hombre que comete exactamente el mismo error se dice que sufrió una distracción, se encuentra enseguida una excusa para explicar su error. Ese es un privilegio que las mujeres todavía hoy no tienen.
¿Usted siente que sus colegas gondoleros le respetan más ahora que es un hombre?
Jajaja… Debería preguntárselo a ellos, no me gusta responder en su nombre.
¿Considera Italia un país machista? ¿Y un país homófobo?
Por supuesto, es un hecho que lo es. Italia no es un país amigable con el colectivo LGBTIQA. Solo hay que echar un vistazo a las estadísticas, en lo que se refiere a nuestros derechos Italia está solo un puesto por delante de Turquía.
Ahora que es usted un hombre, ¿ha cambiado su opinión sobre que haya mujeres gondoleras?
No, una mujer puede ser gondolera como lo he demostrado yo durante 20 años. Las mujeres han entrado recientemente, hace alrededor de un mes, en la asociación de gondoleros, así que mi lucha de todos aquellos años no ha sido en balde, al final salió bien y desenrollé la alfombra roja para las mujeres.
Lo que espero es que las mujeres puedan resistir en este duro ambiente sin adoptar malos modos.
Su proceso de transformación en un hombre no se ha completado del todo. ¿Tiene usted clientes que descubren por su aspecto que es usted transgénero?
El 99% de mis clientes sabe que soy transgénero. Los medios de comunicación de todo el mundo, desde Venecia a Rusia pasando por China, Australia, Canadá o Nebraska han publicado noticias sobre mí. Este es un proceso lento, pero en cuatro años mi cuerpo se habrá transformado completamente.
Una cosa es ser transgénero y otra llevar a cabo la transición. Muchos transgénero no pueden permitirse llevar a cabo la transición porque es cara y no todos los seguros médicos la cubren o porque su modo de ganarse la vida no se lo permite.
Además los médicos no te cuentan la felicidad que conlleva la transición, es algo que uno sólo descubre cuando la lleva a cabo, descubre que despertase por las mañanas es ya una alegría.
Además, a mí tomar la cantidad adecuada de testosterona me ha da dado una gran paz, es un mito eso de que te hace sentir agresivo, no es verdad.
Pero, para responder a su pregunta: es casi siempre al contrario. Hay clientes que se han sentido decepcionados porque querían que fuera una mujer la que les llevara en góndola.
A veces algún veneciano me sigue señalando como la primera mujer gondolera y los turistas sacuden la cabeza diciendo que soy claramente un hombre.
Como le decía, hubiera preferido esconderme en algún lugar hasta completar la transición, pero no me puedo permitir estar todo ese tiempo sin trabajar. Digamos que para mí fue un gran desafío volver tan pronto.
¿Cómo reaccionan sus clientes cuando se percatan de que usted nació mujer y ahora es un hombre?
La mayoría de mis clientes están contentos de dar un paseo en góndola y mi género no es tan importante para ellos. Pero, sorprendentemente, tengo bastantes familias entre mis clientes, familias que quieren enseñar a sus hijos que ser transgénero es algo normal, de lo que no hay que tener miedo.
Yo estoy agradecido de que haya padres maravillosos en este mundo, no importa de qué país.
¿Qué ha sido lo más duro para usted en todos estos años?
Despertarme por la mañana, mirarme en el espejo y no verme. "Espejito, espejito, ¿no puedes verme? La imagen que me muestras me está matando".
Su relación con Pegasus, su góndola, ¿ha cambiado desde que se ha convertido usted en hombre?
Si alguien sabía desde el principio quién era yo, ese es Pegasus.
Somos dos almas muy unidas entre sí que venimos de muy lejos, de donde todo es mágicamente bello.
Es esa belleza lo que tratamos de compartir con todos nuestros clientes.
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