¿Por qué los incendios en Chile que dejan más de 100 muertos fueron tan destructivos?
Las autoridades sospechan que las llamas han sido provocadas, aunque la sequía y la mala planificación urbana han contribuido a agravar la tragedia.
Ha sido calificada como una de las tragedias más grandes que Chile ha vivido en las últimas décadas.
Con más de 120 personas muertas y alrededor de 15.000 viviendas afectadas, el incendio que azotó a la región de Valparaíso tiene al país sudamericano consternado.
En dos de las ciudades más golpeadas, Viña del Mar y Quilpué -ubicadas a unos 120 kilómetros de la capital Santiago-, villas enteras quedaron hechas cenizas.
Las imágenes son desoladoras. Cientos de personas perdieron sus casas y ahora intentan recuperar entre los escombros algunas de sus pertenencias.
Las autoridades han asegurado que existen antecedentes fundados de que algunos de los focos fueron prendidos de forma intencional.
El propio presidente, Gabriel Boric, ha llamado a recopilar “toda la información” sobre el origen de los incendios.
“Resulta difícil pensar que pudieran existir personas tan miserables y desalmadas capaces de causar tanta muerte y dolor”, indicó.
“Pero si estas personas existen, las vamos buscar, las vamos a encontrar y tendrán que enfrentar no solamente el repudio de la sociedad entera, sino también todo el peso del derecho y de la ley”, agregó.
Aunque los grandes incendios no son un fenómeno nuevo en Chile -ya vivió años críticos en 2014, 2017 y en 2023, entre otros- este último tiene una dimensión sin precedentes por el número de víctimas.
Uno de los factores que más ha llamado la atención es la rapidez con que los incendios se propagaron.
“En solo 10 minutos, el fuego estaba con nosotros. Había humo, el cielo se volvió negro y todo estaba oscuro. El viento era como un huracán. Era como estar en el infierno”, dijo a la prensa local una mujer que estaba en una de las zonas afectadas.
¿Cómo se explica el nivel de destrucción que han dejado los siniestros? Y ¿por qué el fuego se propagó tan rápidamente? Aquí te lo contamos.
1. Sequía prolongada y plantaciones forestales
Chile ha sufrido sequías durante los últimos 14 años aproximadamente, lo que ha sido atribuido directamente por los científicos al cambio climático.
El fenómeno afecta principalmente a la zona central del país -donde se encuentra la región de Valparaíso- debido a un déficit de lluvias prolongado.
Aunque el invierno pasado llovió más que en años anteriores, los expertos han advertido que las consecuencias de la sequía siguen presentes.
"Las lluvias (del año pasado) generaron vegetación que cuando se secó se transformó en extremo combustible", le dice a BBC Mundo Héctor Jorquera, académico del departamento de ingeniería de la Universidad Católica de Chile.
El investigador afirma que uno de los principales problemas es la falta de humedad, que se relaciona directamente con la sequía.
Y al estar los suelos más secos, la vegetación sufre lo que los expertos denominan "estrés hídrico" y el material vegetal arde con mayor facilidad.
A lo anterior se suma que tanto en la zona centro como sur de Chile abundan las especies invasoras, como el pino o el eucaliptus, que han sido introducidas para la producción de celulosa y madera del país.
Estas plantaciones forestales rodean varias zonas de Valparaíso.
"El pino insigne y el eucalipto se queman relativamente rápido, y además de eso tenemos otras especies invasoras arbustivas que generan una cantidad de combustible muy alta", le dijo a BBC Mundo Aníbal Pauchard, director del Instituto de Ecología y Biodiversidad de la Universidad de Concepción.
Por su parte, Roberto Rondanelli, académico del departamento de Geofísica de la Universidad de Chile, afirma que "el paisaje es mucho más vulnerable cuando tiene más plantaciones que bosque nativo".
"El bosque nativo es mucho más resiliente al fuego. Además, la densidad de biomasa de las plantaciones forestales es mayor que el bosque nativo para maximizar la producción, y eso puede ser un problema", agrega.
2. Fuertes vientos y altas temperaturas
Las condiciones climáticas también jugaron un papel importante en el nivel de destrucción del siniestro.
Cuando comenzó el incendio, el viernes 2 de febrero, la temperatura en la región de Valparaíso superaba los 33 grados.
Esta temperatura fue calificada por los meteorólogos como “extremadamente alta e inusual” para esa zona costera.
"Fue una ola de calor particular. Estuvimos una semana con temperaturas récord, en los valle se bordearon los 37 grados. Y esas son temperaturas que nunca se registran en esta zona", indica Roberto Rondanelli.
El académico asegura que estas altas temperaturas tienen que ver con el cambio climático y con el fenómeno del Niño que suele estar asociado a eventos meteorológicos extremos.
En las zonas afectadas también se registraron ráfagas de viento de hasta 80 kilómetros por hora, lo que fue favorable para la propagación del fuego. Y un nivel de humedad más bajo de lo común.
Esto afecta especialmente a las áreas urbanas emplazadas en las quebradas que, de acuerdo con los expertos, actúan como “aceleradoras de viento”, lo que hace más difícil controlar los incendios.
Y es que la abundancia de cerros y valles en la región de Valparaíso contribuye a que los vientos adquieran mayor velocidad.
"Eso te ayuda a propagar cualquier incendio. Aumenta la ventilación donde está la llama, le añade oxígeno y transporta masa quemada justamente en lugares secos por culpa de la sequía prolongada", explica Héctor Jorquera.
3. Densidad de población
Otro de los factores que explica la dimensión de la destrucción de este incendio tiene que ver con la infraestructura de las zonas afectadas.
De acuerdo con expertos, algunas de las áreas quemadas están densamente pobladas, sin patrones de planificación ni conectividad adecuadas o muros de contención.
Muchas de las viviendas que hay en estas zonas son precarias y están hechas con materiales livianos o maderas, fácilmente inflamables.
"Hubo muchos cortafuegos que fueron ocupados por casas. Esas casas eran de material ligero que es altamente combustible a diferencia del hormigón", le explica a BBC Mundo Miguel Castillo, académico de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de Chile.
"Estas casas normalmente se construyen en pendiente y el fuego tiende a entrar por la parte inferior. Por eso es que es tan necesario que los planes reguladores consideren que sean zonas donde no se promueva el ascenso de las llamas por los cerros", agrega.
Una mirada similar tiene Héctor Jorquera.
"Los desniveles de terreno ayudaron mucho a propagar el fuego porque producen un 'efecto chimenea' por la circulación del aire".
"Se empieza a quemar algo y como está cerca de la ladera, agarra combustión", agrega.
A esto se suma la existencia de "microbasurales" en algunas zonas que se prenden con increíble rapidez.
Así, los expertos advierten que, ante los incendios cada vez más comunes en el país sudamericano, se necesitan hacer cambios urgentes.
"Hay fallas tremendas, construcciones en lugares donde evidentemente no deben estar, como las quebradas. No hay vías de escape", afirma Roberto Rondanelli.
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