Por AFP Agencia |7 de mayo de 2018, 2:29 AM

Con espectaculares actuaciones de Chris Paul y Kevin Durant, los Houston Rockets y los Golden State Warriors ganaron este domingo sus respectivos partidos y, con 3-1 en sus eliminatorias, acarician la final de la Conferencia Oeste.

En el último juego de la jornada, Houston batió 100-87 a los Jazz en Utah, que echaron de menos al base español Ricky Rubio, ausente durante toda la eliminatoria por una lesión en los isquiotibiales. 

Así, Paul fue decisivo en los dos lados de la pista el día en el que cumplía 33 años con 27 puntos, 12 rebotes y seis asistencias en un choque en el que su compañero de "backcourt", James Harden, se quedó en 24 tantos con una pobre serie en el lanzamiento (8/22).

"No está terminado, son un muy buen equipo que no nos va a regalar la victoria por jugar el próximo en nuestra casa", afirmó el ex de los Clippers, que nunca ha superado esta instancia en sus 12 campañas en la NBA.

Los locales perdieron también al sustituto de Rubio, el australiano Dante Exum, que tuvo que abandonar el choque en el segundo cuarto con problemas físicos.

Utah había conseguido una victoria en Houston en el segundo choque de la serie pero los Rockets se han impuesto después en los dos siguientes en Salt Lake City.

En el anterior, los texanos se marcharon al descanso con una renta de 30 unidades (70-40) y, este domingo, lo hicieron con una ventaja de 13 tantos y una máxima de 19 en el tercer periodo.

Los locales nunca estuvieron por delante en el marcador y, aunque se acercaron en el último periodo hasta los seis puntos, no fueron suficientes para sellar las tablas en la eliminatoria.

El novato Donovan Mitchell fue el mejor de los Jazz con 25 tantos y nueve capturas mientras el pívot francés Rudy Gobert se quedó en 11 y 10.

Houston puede certificar ahora su pase a la final de conferencia en casa el martes, día en el que podría conocer a su rival si los Warriors se imponen de nuevo a los Pelicans.

"El quinteto de la muerte"

Y es que Golden State pasó por encima 118-92 de New Orleans con una estratosférica actuación de Durant.

"Intento decirme a mí mismo que estoy a mi mejor nivel cuando no me importa lo que pasa después del partido. Ahí es cuando me siento libre y me divierto ahí fuera. Eso es lo que tengo que hacer, jugar con fuerza y, falle tiros o no, seguir tirando y siendo agresivo", dijo Durant.

Los vigentes campeones, que se vieron sorprendidos hace unos días por el ritmo anotador de los locales, salieron con la idea de evitar otro tropiezo lejos de Oakland con un parcial de 37-22 en los primeros 12 minutos.

Steve Kerr decidió cambiar su formación y alinear de inicio al bautizado como "quinteto de la muerte", con sus cuatro All-Stars juntos al lado de Andre Iguodala. Y le salió bien.

Anthony Davis no encontraba su ritmo, el ala-pívot hispano-montenegrino Nikola Mirotic se mostraba errático, y el base Rajon Rondo, que en la previa había repartido 21 asistencias, se quedó en esta ocasión con seis.

Así, Durant se hizo dueño y señor de la contienda, firmando 38 puntos, nueve rebotes y cinco asistencias.

Klay Thompson (13) y Stephen Curry (23), desaparecidos en el tercero, se combinaron para 36 tantos mientras Draymond Green rozó el triple-doble con ocho, nueve capturas y nueve pases decisivos.

Los Pelicans recortaron su desventaja en el segundo cuarto con un parcial de 32-24 pero, tras el paso por vestuarios, los visitantes llegaron a gozar de una renta de 26 unidades, que nunca peligró.