SABANA
Un 'wookie' y una X-Men vendrán a Comic Con Costa Rica
El evento se realizará el 3, 4 y 5 de mayo en el Centro de Convenciones.
Cientos de greñudos y otro tanto a los que el pelo ya no les acompaña, se congregaron una vez más, para una noche en la que a más de uno —incluidos sus protagonistas— les hizo retroceder en el tiempo.
Aquella regresión era hacia los años 80, cuando el thrash metal empezaba a abrirse campo en los clubes de California, Nueva York y Nueva Jersey, en Estados Unidos.
Ese movimiento vino acompañado de un ejército de jóvenes de melenas largas y desordenadas, camisas negras, chaquetas o chalecos de mezclilla; desesperados por agitar sus cabezas al ritmo de potentes riffs y solos de guitarra, agudos cánticos, así como desenfrenadas percusiones.
Una muestra de todo eso, fue lo que desataron dos de los principales exponentes de ese género la noche del miércoles anterior en el Pepper Club, ubicado en Zapote, San José.
A eso de las 7:30 p. m., la banda Overkill fue la que tomó el escenario, con una explosiva presentación de hora y media.
La agrupación liderada por el vocalista Bobby "Blitz" Ellsworth hizo un repaso por algunas de sus canciones más recientes, como Scorched, Bring Me the Night y Wicked Place.
"Ahora vamos a la vieja escuela", anunció el cantante como a la mitad de su presentación. Fue entonces cuando el grupo echó reversa y se consumió de lleno en los éxitos que le permitieron ganarse el término de referentes del thrash.
No sin antes, y aprovechándose del acompañamiento del legendario bajista David Ellefson, la banda por un momento parecía que iba a dejar sonar Peace Sells, de Megadeth.
Coma, Horrorscope y Long Time Dyin’ fueron parte de un vibrante setlist cuyo punto máximo compusieron Ironbound y Elimination. Ya en ese punto, la voladera de codazos y patadas era la constante en el público que colmó el reducto capitalino.
"Mi corazón late tan rápido que me siento de 16 años de nuevo", dijo "Blitz" al regresar al escenario a tocar dos canciones más tras el retiro de la agrupación.
El regreso de un grande
Las puertas de Peppers se abrieron para dar una bocanada de aire a los espectadores, ya que la presentación de Overkill había generado una nube con el sudor de quienes pegaban brincos y se empujaban unos a otros al ritmo de las canciones.
Pero poco después, todos volvieron a sus posiciones porque lo que se venía no era poca cosa: desde Queens, Nueva York, regresaba Anthrax. Su última vez en el país había sido el 8 de marzo de 2016, cuando le abrieron a Iron Maiden en el Estadio Ricardo Saprissa, en Tibás.
Scott Ian, Joey Belladonna, Charlie Benante y compañía no decepcionaron. De principio a fin, su formación fue una arremetida de energía.
¿Y cómo no iban a hacerlo? Si la agrupación abrió ni más ni menos que con sus éxitos como Among the Living, Caught in a Mosh y Madhouse.
"Ustedes son increíbles. Están locos. Demasiado bueno", externó el vocalista Belladona tras ese potente arranque.
Luego fue Scott quien tomó los micrófonos para hacer alarde de su español y decirle a los ticos que era bueno estar de regreso.
El emblemático guitarrista rítmico, que en los últimos años ha lucido una calva y una extensa chiva —ahora poblada de canas—, introdujo una de las primeras canciones de la banda: Metal Thrashing Mad.
Aquel clásico era especialmente relevante en esta ocasión porque en el escenario estaba el bajista que participó en su escritura, Dan Lilker. Este último tenía 40 años de tocar con el grupo que ayudó a fundar y lo hizo en sustitución de Frank Bello, quien se ausentará de la gira por Centro y Sur América por “razones personales”, como informó la banda el 28 de marzo pasado.
Efilnikufesin (N.F.L.), Keep it in the Family (en la que Costa Rica fue adoptada), Antisocial e I'm the Law mantuvieron agitada a la marea de camisas negras.
Después, Belladona sacó un momento para rendir un pequeño homenaje al legendario Ronnie James Dio, a quien el mundo del metal le atribuye haber introducido a ese género el gesto de los cuernos con la mano.
En medio de eso, la seguridad privada tuvo que sacar a un tipo por altercados ocurridos en medio del público.
Dicho sujeto se perdió la recta final de la presentación de Anthrax, la cual desencadenó un manicomio como el que se describe en Madhouse: sonaron Medusa, A.I.R., Got the Time e Indians.
La entonación de aquellos éxitos acabó con cualquier ápice de energía que quedaba entre sus seguidores, que salieron esperanzados con la promesa de un pronto regreso que lanzó Belladona en medio concierto.