Por Dagoberto Alfaro |5 de julio de 2014, 13:43 PM

Parte de la colonia holandesa en nuestro país se reunió en el Jazz Café Escazú para observar el partido de cuartos de final entre su selección y Costa Rica.

Todos llegaron bien identificados, incluso algunos mostraron su amor por el país con camisetas especiales donde incluían los colores patrios.

La tensión estuvo a los largo de la primera parte. Sus rostros lo reflejaban, aunque estallaban en cada ofensiva tulipán. Animaron a su equipo pero se fueron al descanso sin el grito de gol.

Con esa preocupación vivieron la segunda mitad. Con el pasar de los minutos no creían que su país  no pudiera vencer la portería de Keylor Navas.

Los tiempos extra llenaron de emoción a los seguidores del equipo naranja, que esperaban pronto un gol de su selección. Con el final de los 30 minutos, se tuvieron que conformar con la fortuna de ir a los penales.

En los lanzamientos desde los once pasos, la tranquilidad le regresó un poco a los holandeses y  tras el remate  de Bryan Ruiz, ya empezaron a celebrar, como lo hicieron luego de que Michael Umaña no pudiera superar al portero tulipán.

Los holandeses hicieron una celebración tranquila por estar en la tierra que los cobija, pero sobre todo porque notaron que su selección les quedó debiendo.