Por Juan José Herrera |30 de julio de 2021, 16:18 PM

La economía costarricense alcanzará en el último trimestre de este año los niveles que tenía antes de la pandemia del COVID-19.

Así lo anunció este viernes el presidente del Banco Central, Rodrigo Cubero, en medio de la revisión semestral del plan macroeconómico 2021-2022 que refleja un crecimiento de 3.9% para este año, 1% por encima de lo previsto en la actualización presentada en abril.

Según Cubero, esa mejora significativa responde mayormente a un mejor desempeño de la economía costarricense y una mejor proyección de crecimiento en el mundo, producto precisamente de la reapertura en medio de la pandemia.

El crecimiento no será, sin embargo, parejo para todos los sectores: mientras la manufactura exhibe los mejores números la industria de la construcción no alcanzará a crecer este año, mientras que el turismo sí lo hará pero no para recuperar la histórica caída del año pasado.

A nivel fiscal el déficit financiero o fiscal (gasto + intereses) cerrará el 2021 en 5.9% y podría llegar hasta el 5% en 2022.

Esa mejora se explica, sustancialmente, por la caída en el déficit primario (sin intereses), que pasó de 1,4% en el primer semestre de 2020 a un histórico superávit de 0,2% este año; empujando el financiero hasta el 2.2% contra el 3.7% de hace un año.

“En síntesis, el desempeño económico de nuestro país ha sido mucho mejor este año que en el 2020, y mejor también que lo previsto. A pesar de una fuerte tercera ola de la pandemia, la actividad económica se ha seguido recuperando a buen ritmo, el desempleo, aunque un poco más lentamente, también ha ido cediendo, las exportaciones han tenido un fuerte dinamismo, y las cifras fiscales han sido mucho más positivas”, dijo Cubero.

Dudas

Cubero fue enfático en que todas estas cifras están sujetas a tres supuestos importantes: el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, la aprobación de los créditos de apoyo presupuestario y la evolución de la pandemia.

En este último punto, recordó que el país ha seguido la ruta de otras naciones desarrolladas en el tema de olas, haciendo énfasis en que las potencias se están enfrentando actualmente a una cuarta ola de contagios.

En los otros puntos, recordó como otras muchas veces que el acuerdo con el FMI es "fundamental" para capitalizar esta mejoría económica y que no hacerlo supondría un golpe importante en la imagen que el país proyecte en el mercado internacional.

De la misma forma recordó que solo el recambio de deuda podría frenar la tendencia al alza en ese punto, con una deuda pública que ya roza el 71% del PIB y que, incluso en esta ruta de mejora, alcanzaría el 72.4% en 2023, empezando en ese punto a bajar hasta llegar a 68.2% en 2026. 

Altas y bajas

El presidente del Central celebró que la tendencia a la caída en los créditos en dólares se mantiene, lo que empuja la desdolarización financiera y el impulso en créditos en colones en medio de la pandemia, que era uno de los grandes objetivos de su entidad. 

Eso, dijo, es una herramienta a largo plazo para atenuar el peso y las presiones del mercado cambiario en la economía, especialmente en momentos donde el tipo de cambio mantiene una clara tendencia al alza. 

En esa ruta, celebró además que se mantienen las cifras de inflación por debajo del 2% y dentro de la meta de 3% que se fijó para este año, pero señaló las presiones que el precio internacional de los combustibles está ejerciendo en el comportamiento al alza de los precios de las materias primas que importa en el país.

Ahí recalcó que el FMI hizo una revisión al alza en el precio de los hidrocarburos que cerrará con un crecimiento de 56% este año (contra una proyección original, ya alta, de 44.5%), tendencia que se extenderá para 2022.

Finalmente precisó que el menor crecimiento internacional, ese crecimiento en el precio de las materias primas, un aumento súbito de tasas de interés en el extranjero o la situación socio-política de Nicaragua son todas amenazas externas a esta mejora presentada.