Internacional

¿Por qué en España es más fácil ser empresaria y madre de familia?

Trabajar y al mismo tiempo formar una familia es más fácil para las mujeres españolas que para las alemanas. Pero a pesar de cierta aceptación social, aún tienen que luchar contra la desigualdad salarial

16 de junio de 2019, 10:41 AM

Kerstin Krause, de 48 años, conoce bien ambos mundos: es alemana y española. Como diseñadora de moda, en España pudo combinar su vida profesional con su vida familiar. Cuando sus dos hijos eran pequeños, los llevaba desde los tres años al jardín de infantes estatal y, cuando ya fueron más grandes, la ayudó mucho el hecho de que ellos pudieran estar desde las 9:00 hasta las 17:00 horas en la escuela.

Esas circunstancias, sumadas a los abuelos, dispuestos a colaborar con el cuidado de los nietos, hace, en su opinión, que en España haya más mujeres en puestos directivos que en el promedio de la Unión Europea, y también de Alemania. Y eso, a pesar de que en España no existe la asignación familiar por hijo. Cerca de un 30 por ciento de los puestos ejecutivos en empresas españolas están ocupados por mujeres. La UE llega a una media de solo un 28 por ciento, con lo cual está por debajo de la cuota global del 29 por ciento, según un estudio de la asesoría empresarial Grant Thornton.

Mujeres españolas fundan más empresas

En España también hay, en proporción, más mujeres fundadoras de empresas que otros países europeos. De acuerdo con el "Global Entrepreneurship Monitor”, nueve de cada diez fundadores de compañías son mujeres. Kerstin Krause piensa que no se trata solo de una cuestión de dinero, sino más bien de actitud. Ella nació en la ex República Democrática Alemana, donde las mujeres casi siempre trabajaron a la par de la crianza de sus hijos.

Krause vivió la caída del Muro de Berlín a los 20 años y se financió sus estudios en la Escuela de Moda de Düsseldorf. Después viajó a Nueva York, donde se abrió paso en un mundo regido por hombres. "Yo lo quería todo, no solo una carrera, y no solo una familia. Lo que me dio impulso siempre fue la pasión”, explica a DW.

"En Alemania no hubiera podido hacer una carrera como la mía con tres niños”, señala, por su parte, a DW Katharina Miller, que también lo quería todo, y encontró su hogar de adopción en España. Es abogada y fundó su propia empresa en Madrid, en la cual se dedica a defender los derechos de las mujeres en todo el mundo. Lo que más le gusta de España es que allí no existe el calificativo alemán de "madre cuervo” (Rabenmutter), o "mala madre”, aplicado en Alemania a las mujeres que dejan a sus hijos en una guardería a los pocos meses – o antes de los tres años- para poder trabajar, aludiendo a las hembras de esa especie de aves, que dejan a sus pichones solos desde temprana edad. "Claro que mi esposo me cubre las espaldas. Sin él, hubiera sido imposible”, dice, aclarando que su marido puede trabajar desde su casa.

Una distribución de roles de ese tipo aún no es tan aceptada socialmente en Alemania como en España, aseguran varias mujeres durante un encuentro del Club de Empresarias Europeas en Madrid. Sin embargo, aunque en ese país las cosas parecen marchar mejor en cuanto a igualdad de roles, el 8 de marzo de 2018, millones de mujeres de diversas orientaciones políticas dejaron su trabajo en el hogar y en la empresa y salieron a manifestarse por los derechos de las mujeres, por la igualdad en la profesión y contra la violencia machista, que sigue siendo un tema candente en España.

Pedro Sánchez hizo campaña con la promesa de mejorar la situación en cuanto a derechos de género e igualdad, y con éxito. Luego de convertirse en presidente, un año atrás, hay más mujeres en su gabinete.

Ana Patricia Botín: la banquera más importante del mundo

Pero en España no es Carmen Calvo, la vicepresidenta española, quien lleva la voz cantante como modelo de rol en temas de género, sino Ana Patricia Botín, quien desde hace cinco años es la responsable del mayor banco de Europa, el Banco Santander. Su camino parecía estar marcado desde la cuna: su bisabuelo fue uno de los miembros fundadores de ese banco, y su abuelo, y más tarde su padre, ocuparon el sillón presidencial. Luego de una carrera que comenzó en 1989, en 1999 su padre la despidió. "Fue duro para mí”, recuerda ahora, a los 58 años. Pero tomó distancia de él y creó su propio emprendimiento, una compañía inversora. Como madre de tres hijos, le costó mucho esa decisión. Sin embargo, dice, "en casa todo nos resultó más fácil que a muchos otros porque mi esposo y yo podíamos repartirnos el trabajo de manera equitativa. Sé que eso todavía no es lo común y que muchas mujeres dan un cien por ciento en el trabajo, y en casa siguen dando también un cien por ciento”.

Luego de tres años del conflicto con su padre, este la nombró directora de la filial del Santander, Banesto, en España. En 2011, Ana Patricia Botín pasó a ser miembro del directorio del Santander en Reino Unido. Cuando llegó, algunos hombres se alejaron del banco. "En los primeros meses tuve que aceptar unas 70 renuncias”, cuenta. "A algunos hombres les gusta cerrar la puerta de un golpe y muchas veces tienen un ego muy grande”, señala, mirando hacia atrás en su carrera. "No confían en que una mujer pueda tomar decisiones”. Actualmente, el Santander, con ella como presidenta, es más fuerte que nunca.

Botín está en el octavo lugar en el ranking de Forbes de las mujeres más influyentes del mundo de 2018. En una entrevista con la emisora española Cadena Ser, dijo recientemente: "Hace 10 años no me hubiera definido como feminista, pero entretanto lo hago”. Se alegra de que el 8 de marzo hayan salido tantas mujeres a la calle en España. Debido a esa presión, el presidente, Pedro Sánchez, puso en marcha la aprobación de una ley que aspira a reducir las diferencias salariales entre hombres y mujeres en iguales posiciones.

También en ese punto, España está mejor situada que Alemania y Finlandia. Rosa Sánchez, auditora de cuentas de la Asociación de Mujeres Empresarias de Pozuelo, sabe sin embargo muy bien que en eso se necesita un cambio urgente: "En mi primer trabajo, hace diez años, ganaba todavía menos que mis colegas hombres. En ese momento no hice nada, pero hoy en día ya no lo aceptaría”, subraya.

(cp)

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