Por AFP Agencia |5 de junio de 2019, 9:59 AM

Paraguas, lamentos y aficionados esperando sin poder ver a Novak Djokovic o Dominic Thiem en acción. Así fue el miércoles en Roland Garros, donde la lluvia impidió que se jugara ningún minuto en los duelos previstos de cuartos de final en los cuadros masculino y femenino.

Los organizadores tuvieron que enfrentarse a un rompecabezas para diseñar el nuevo programa, que podría verse de nuevo condicionado en los próximos días, ya que las previsiones meteorológicas son pesimistas especialmente para el viernes, el día de la esperada semifinal entre Rafa Nadal y Roger Federer.

"Estamos estudiando hoy todos los escenarios posibles", explicó el director del torneo, Guy Forget, incluida la posibilidad de tener que jugar la final femenina el domingo o incluso que el torneo tenga que terminar el lunes.

"Pero queremos intentar terminar el domingo", señaló sobre esa posibilidad.

El último precedente se dio en 2012, cuando la final que Rafa Nadal ganó a Novak Djokovic comenzó el domingo y tuvo que terminar el lunes por la lluvia.

Por el momento, el jueves se programaron los partidos previstos este miércoles, mientras que las semifinales femeninas, que se tenían que jugar el jueves, pasan al viernes.

Una de esas semifinales, entre la británica Johanna Konta y la checa Marketa Vondrousova, había quedado ya definida el martes, pero la identidad de las protagonistas de la otra debía definirse este miércoles con los últimos duelos de cuartos, Simona Halep-Amanda Anisimova y Asleigh Barty-Madison Keys, que jugarán finalmente el jueves.

Además de esos dos partidos, este miércoles estaban previstos los dos últimos cuartos de final en el torneo masculino.

El número uno Novak Djokovic se tenía que medir a Alexander Zverev (5º) y Dominic Thiem (4º), subcampeón el año pasado, a Karen Khachanov (11º).

El martes, la lluvia había hecho su aparición, perturbando por primera vez el programa en esta edición.

Una tormenta obligó a una interrupción de una hora y diez minutos durante los encuentros que Rafa Nadal y Roger Federer ganaron a Kei Nishikori y Stan Wawrinka, respectivamente.

Este miércoles, el único tenis que pudo verse en Roland Garros fue a primera hora en los torneos de júniors y en el Trofeo de Leyendas, el que disputan figuras del tenis ya retiradas. Ninguno de esos partidos pudo terminar.

El inicio de los encuentros de cuartos de final de los cuadros principales estaba inicialmente previsto a las 14h00 locales (12h00 GMT) y tuvo que ir siendo retrasado, hasta que a las 16h30 (14h00 GMT) se anunció la renuncia definitiva a jugar este miércoles.

En las dos pistas principales, la Philippe Chatrier y la Suzanne Lenglen, las lonas protectoras que cubrían la pista no se retiraron en ningún momento.

La última vez que no se pudo jugar ningún partido por la lluvia durante la jornada en los cuadros principales de Roland Garros fue el 30 de mayo de 2016.

Para encontrar el anterior precedente a ese hay que remontarse hasta el año 2000.

Último año sin techo.

En el torneo parisino, la lluvia es sinónimo de parón total de tenis ya que es la única cita del Grand Slam que no cuenta con techo retráctil en ninguna de sus pistas.

Este año 2019 es el último en el que en principio se dará una circunstancia así, ya que para 2020 está previsto que la pista central Philippe Chatrier cuente con ese ansiado techo, que permitiría jugar a cubierto.

Wimbledon estrenó un techo retráctil en su pista principal en 2009. También cuentan con ello en el Abierto de Australia en Melbourne y en el Abierto de Estados Unidos en Nueva York.

En 2020, cuando Roland Garros tenga su central con techo retráctil, seguirá incluso por detrás del resto de 'grandes', que cuentan con al menos dos de sus pistas con capacidad para ser cubiertas en caso de necesidad. En Melbourne son ya tres.

En Wimbledon todavía recuerdan las traumáticas ediciones de 1991 y 1996, donde la lluvia dificultó muchísimo la disputa de los partidos de las primeras rondas, aplazados repetidamente. En 1996 incluso el cantante Cliff Richards improvisó un pequeño concierto desde la grada para amenizar la espera.

En Roland Garros, sólo esperan que el cielo dé una tregua.