9 de abril de 2019, 7:40 AM

La banda mexicana, en tres días consecutivos, se presentó en Guatemala, El Salvador y finalmente el sábado pasado en Costa Rica, a pesar del cansancio que esto implicó, Joliette lo dio todo en su último chivo del tour.

Horas antes de su presentación en San José los integrantes conversaron con Teletica.com acerca de sus producciones musicales y su amistad como parte fundamental de la banda.

Al preguntarles acerca de su manera de trabajar hablaron de cómo han realizado sus propias producciones desde el inicio de la banda hasta su más reciente disco, Luz Devora, que estará disponible a mediados de abril. Consideran que trabajar de manera independiente es la mejor porque se consideran una familia que se autoconoce y cuando alguien externo ha querido ser parte del proceso este no funciona.

El cuarteto expresó tomarse muy en serio a lo que se dedican y dijeron que si su compromiso no hubiese sido tan conciso, quizá hubieran tomado decisiones diferentes en su vida en cuanto a estudios y carreras. Está claro que a estos mexicanos les apasiona lo que hacen, se nota en sus caras y en lo que transmite su música.

Acerca de su nuevo disco mencionaron que este es el más honesto y mejor realizado hasta el momento. Lo anterior, no por su complejidad o algo parecido, sino porque se sentaron a componer sin ningún propósito y esto hizo que el proceso fuera más orgánico, pensado y dinámico, caso distinto a lo que fue Atáxico, con el cuál querían lograr un sonido más caótico que el de Principia.

El chivo lo abrió la banda nacional Primavera, quienes tocaron sus canciones rápidas influenciadas por diferentes géneros, desde punk ochentero hasta powerviolence. Después siguió Lo Mejor De Mi con canciones más melódicas y lentas, lo que funcionó como un interludio que le daría el paso a Niño Koi, que con sus canciones instrumentales meticulosamente construidas cautivaron a los espectadores.

Fue el turno de Joliette, desde el comienzo se notó su talento, lo que han crecido como banda y su dedicación. El bajista gesticulaba toda su emoción de tocar con su cara y a veces con sus dedos con los que contaba los segundos con los que el bajo volvía a entrar a la canción. 

El vocalista y guitarrista gritó por su tercera noche consecutiva lo que no pareció afectar la intensidad y violencia en su voz. El guitarrista estaba concentrado, en una especie de trance que parecía disfrutar mientras examinaba su entorno. El baterista tocaba a la perfección los cambios dinámicos y con retumbos llevaba el caos hasta quienes estaban en la Cantina SCCA esa noche.

De forma amable, el vocalista de Joliette, Fernando, le dijo a los presentes que el libre albedrío de cada quien terminaba donde comenzaba el de otras personas y que se cuidaran en ese privilegiado espacio mientras escuchaban música. Al final de su presentación los ticos pidieron otra canción más que los mexicanos no dudaron en tocar, hasta el último momento los mexicanos se dedicaron a hacer lo que más les divierte y así despidieron la noche.