Internacional

Robert Mueller, el hombre invisible que mantiene a EEUU en vilo

Mueller envía incisivos mensajes a través de documentos judiciales que cuestionan a distintos asesores del presidente Donald Trump, inculpando a uno o dejando al descubierto las mentiras de otro

Por AFP Agencia |NaN de Invalid Date de NaN, NaN:NaN AM

Su nombre está en todas las bocas en el microcosmos político de la capital estadounidense, pero Robert Mueller, el fiscal especial encargado de la explosiva investigación sobre la injerencia rusa, permanece invisible y en silencio. 

Sin salir de la sombra, Mueller envía incisivos mensajes a través de documentos judiciales que cuestionan a distintos asesores del presidente Donald Trump, inculpando a uno o dejando al descubierto las mentiras de otro.

En cada ocasión, tanto en las oficinas de los departamentos como en las salas de redacción y las comidas la pregunta que sobrevuela el ambiente es la misma: ¿qué tiene concretamente Mueller contra el ocupante de la Casa Blanca? 

Desde hace 18 meses, el fiscal especial dirige las investigaciones sobre la injerencia de Moscú en la campaña para las presidenciales estadounidenses de 2016 y las sospechas de colusión entre el equipo de Donald Trump y Rusia. 

Mueller mantiene desde entonces en vilo a Washington y a Trump lo tiene con los nervios de punta.

El presidente no oculta la exasperación que le provoca esta "caza de brujas" sin fundamento, según ha repetido en varias ocasiones. En cuanto a Mueller, considera que está "fuera de control".

Los progresistas ven por el contrario al fiscal especial como una suerte de súper héroe y dan muestras de entusiasmo cada vez que algún procedimiento judicial establece vínculos entre Trump y el Kremlin, por más débiles que sean.

Los republicanos no se atreven, a su vez, siquiera a imaginar los daños que podría sufrir su partido si Robert Mueller terminara inculpando a Trump.

Mueller para Navidad

En los medios de comunicación, Mueller se ha convertido en un personaje de culto. Hay quienes lo representan con los rasgos del Jedi de "La guerra de las galaxias" o de algún caballero de "Juego de tronos".  

La semana pasada el programa televisivo "Saturday Night Live" terminó con una canción que parafraseaba un éxito de Mariah Carey: "Mueller, All I Want For Chrismas Is You" (Mueller, todo lo que quiero para Navidad eres tú").

Pese a todo esto, el fiscal sigue siendo un desconocido para el grueso del público.

Este exmarine de 74 años asumió la jefatura de la policía federal, el FBI, una semana antes de los atentados del 11 de septiembre de 2001, y la mantuvo por 12 años, logrando un respeto unánime.  

Hoy continúa evitando los focos de la prensa. Vive rodeado de fuertes medidas de seguridad en un condominio del norte de Virginia y entra y sale de su oficina a través de un estacionamiento subterráneo.

Con los abogados de la presidencia no se reúne en la Casa Blanca: son ellos los que se trasladan allí donde él esté. Su equipo, integrado por una veintena de investigadores y fiscales, lo representa ante los tribunales.

Este año, Robert Mueller fue visto en público únicamente en cuatro ocasiones: cruzando una calle, comiendo en un restaurante común y corriente, en un comercio de Apple junto a su esposa, Ann Standish, y en un aeropuerto, esperando un vuelo a pocos metros de Donald Trump Junior, el hijo del presidente, a quien, según medios de comunicación, tiene entre ceja y ceja. 

Cada una de estas apariciones fue ampliamente difundida en las redes sociales, confirmando su excepcionalidad.

Nada se filtra

En una capital como Washington, donde los periodistas abundan, nada se ha filtrado acerca de las investigaciones del fiscal y su equipo. 

Mueller tiene un vocero, Peter Carr, que habla solo de lo que ya se ha difundido. Y sobre el resto emite siempre las mismas lacónicas palabras: "Sin comentarios".  

A los medios solo les queda especular sobre los progresos de la investigación. Cada acto de la fiscalía especial es analizado del derecho y del revés durante horas y horas en la televisión y es objeto de largas extrapolaciones en la prensa escrita.  

Incluso cuando los memorandos de Mueller llegan a ser de conocimiento público los periodistas se quedan con la sensación de que no dicen demasiadas cosas.

Un documento transmitido en la noche del martes a un juez, referido al exasesor de Trump Michael Flynn, se limita a afirmar que este aportó una "ayuda sustancial" en la investigación rusa, pero las partes en que se brindaban detalles sobre esa ayuda fueron cuidadosamente tachadas con tinta negra.

Mueller conserva la misma discreción ante los continuos ataques del presidente Trump.

Apenas una vez, en octubre, los servicios del fiscal rompieron el silencio para pedir al FBI que investigara una maniobra para ensuciar a Mueller.

Militantes conservadores son sospechosos de haber intentado pagar a mujeres para que acusaran a Mueller de haberlas acosado sexualmente varios años atrás.

La afirmación es tan poco congruente con el personaje que demócratas y republicanos coincidieron en considerarla absurda.