Por Daniel Carmona |7 de abril de 2024, 11:57 AM

Aunque no la considera como una de las peores peleas en su carrera, la leyenda de los pesos pesados, Mike Tyson, recuerda, con especial atención, al boxeador que le quitó su invicto hace más de 30 años.

Y es que, contra todo pronóstico, su rival de esa histórica noche del 11 de febrero de 1990, en Tokio, Japón, un desconocido James ‘Buster’ Douglas tomó el trono como el rey del boxeo, tras una serie de combinaciones que llevaron al temible Tyson a la lona. 

“Él hizo una gran pelea esa noche, irónicamente yo derroté a todos los que ganaron una pelea en contra de Douglas”, comentó Tyson en una entrevista.

Todo fue celebración en la esquina del nuevo campeón, sin imaginarse que sería el inicio de una historia que duró solos seis meses.

Douglas, hijo del también boxeador William “Dinamita” Douglas, nació el 7 de abril de 1960 y desde muy pequeño se involucró en el deporte de los guantes. 

Pese a su fuerza, fue hasta esa noche de 1990 que tuvo una oportunidad de atraer la atención del mundo hacia él y que mejor forma de hacerlo, sepultó al temible Mike Tyson ya toda una figura del deporte. 

Esta repentina fama que atrajo fue tan abrumadora que le quitó el espacio a su rival como árbitro invitado en la pelea entre Hulk Hogan y Macho Man en la WWF.

Además, estuvo en medio de la disputa entre las gigantes de los videojuegos, SEGA y Nintendo, por ser el más popular entre los amantes de los dispositivos electrónicos de la época. 

Y así fue como nació el videojuego “James Douglas: Knockout Boxing”, la respuesta de SEGA al videojuego de su competencia con Mike Tyson como figura.

Sin embargo, esta fama tomó la ventaja sobre el entrenamiento del nuevo campeón que, solo seis meses después, defendió sus títulos en contra de Evander Holyfield, rival que solo necesitó de tres asaltos para dejar tendido a Douglas. 

A partir de ese momento, Buster se alejó de los cuadriláteros para librar una pelea en contra de la diabetes, que incluso le ganó unos cuantos asaltos cuando lo llevó a estar en un coma diabético por cuatro días. 

Luego de eso, pasaron cinco años para que el boxeador, que hizo retumbar el mundo entero, regresara al ring y disputara nueve peleas más, despedida ideal que le permitió levantar los brazos en ocho. 

Actualmente, Douglas es entrenador de boxeo para niños y dirige fundaciones de bien social.

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