Por Daniel Carmona |8 de abril de 2024, 11:30 AM

Para Federico Muñoz, quien en 1991 tenía 10 años, vivir la experiencia de un eclipse total de Sol fue algo que marcó su vida para siempre.

Hace 32 años, un equipo de Telenoticias captó al pequeño en la escuela, sitio donde presenció el fenómeno y pudo expresar sus impresiones al respecto. “Sentí que ya tenía sueño, como en la noche, los pajaritos ya se iban a dormir”, dijo en aquel entonces.

Hoy, con 43 años y encargado de la parte de Cómputo de Alto Rendimiento de la UCR, Muñoz hizo un viaje en el tiempo para recordar cómo, siendo un niño, experimentó uno de los hechos más llamativos en la historia.

“Sí había información de lo que íbamos a experimentar: me acuerdo, tanto de parte de la escuela como también de parte de los medios de comunicación. Sobre todo, se hablaba mucho de la seguridad que había que darle a los ojos y que, para mí, era algo nuevo, no volver a ver al Sol directamente porque te puedes quemar, y yo: '¡qué raro!, porque lo tenemos encima todo el tiempo'”, recordó el físico.

La particularidad del fenómeno que se vivió en ese momento inició con la duración de su fase total, entre cinco y seis minutos.

“El Grande de Maros 136”, término y número para clasificar a la familia de los eclipses, fue 5:46 en Guanacaste.


El eclipse se vio en Hawái, México, Centroamérica y Colombia; mientras que, en nuestro país, se declaró un asueto para que todos los costarricenses tuvieran la oportunidad de verlo.

“Teníamos varios experimentos que nos habían dejado en la escuela, sobre todo el de utilizar un vaso y hacer un pequeño hueco en la parte inferior para poder provocar una sombra y ver por dónde iba el eclipse”, recordó Muñoz.

Por otra parte, otra de las particularidades que llamó la atención fue el comportamiento de los animales, que cambió y volvió a la normalidad una vez que terminó el fenómeno.

Sin embargo, el eclipse, además de acaparar la atención de todos los medios de comunicación, tuvo una influencia particular en Federico, que, ahora como especialista en Nanociencia y Nanotecnología, recuerda cómo lo marcó. 

"El eclipse influyó mucho en mí. Yo conocí en el colegio otros compañeros que les llamaba la atención el tema, asistí a un curso de astronomía, que lo impartía el profesor José Alberto Villalobos. Me acuerdo de que un amigo tenía un telescopio y fue la primera vez que vi una lluvia de estrellas de Las Leónidas, del año 98.

"Paralelo a eso, participé en las olimpiadas de Física y sí influyó de manera significativa, inclusive, para entrar a Física en la UCR. Yo quería entrar a Astrofísica, que es un área muy interesante, terminé haciendo otra área, pero siempre queda como la espinita e incluso tengo mi propio telescopio”, agregó.

Aunque en Costa Rica no se verá total, Muñoz espera que el eclipse de este 2024 tenga un impacto positivo en alguna persona y que, al igual que le pasó a él en 1991, asombre “a las siguientes generaciones”.

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